Otoño en Améscoa: Un libro con hojas preciosas

 Otoño en Améscoa: Un libro con hojas preciosas

Améscoa camino del otoño



Ahora que ya no puedo hacerlo por mí mismo, me ponían al tanto ayer mis amig@s de cómo “pintaba” este Otoño entrante el paisaje amescoano. Y me hablaban, tanto Monika, con relación al hayedo, como Juan Carlos, con respecto a las aldaias, de la mengua que está suponiendo para una estación colorida como esta, la falta de lluvia.

 He recurrido al archivo fotográfico y he encontrado unas imágenes que me aportan ese componente estético que echo muy en falta y me traen unos recuerdos igualmente gratos. Y diré algo que no me canso de repetir: “No se puede vivir de recuerdos, pero tampoco se puede vivir sin recuerdos”.

  Pues bien, tal día como hoy, 4 de octubre de 2005, es decir hace veinte años exactamente, que era martes, estábamos en Larregoiko, a las 9:15’ a.m. Beatriz San Martín, Miguel Corres y yo. Acompañando y trabajando con dos cámaras de la empresa Pyrene, uno de ellos, creo que era Orencio y el otro, no recuerdo su nombre. Estábamos preparando el vídeo sobre la producción de hielo en la nevera de Larregoiko y exponíamos y reproducíamos todas las fases del proceso, para que fueran filmados por Pyrene,empresa que dirigía y dirige Eugenio Monesma Moliner, el mejor documentalista europeo en trabajos tradicionales desaparecidos.

  Diré que hacía un frío curioso en el alto de Larregoiko y que la brisa de valle que soplaba a esas horas, cortaba el cutis. 

Técnicos de cámara de Pyrene, bien abrigados, "afinando" sus cámaras en Larregoiko. Foto de archivo propio.


Desde lo alto de la Peña Berenderra ya se veían, en la peñera occidental del Puerto de San Martín y a lo largo y ancho de la varga, las pinceladas que empezaba a dar el Otoño. 


Peñera occidental del Puerto de San Martín. Foto de archivo propio.


Tras filmar desde el puerto el lugar de San Martín y luego, el cubierto, en el que Bea y Miguel habían almacenado helecho (necesario para la separación de las capas de hielo en la nevera), Miguel nos condujo a un lugar que había elegido pararepresentar el otoño amescoano. Y mejor no lo pudo elegir, aunque era en términos de Aranarache, era ya la otra cara de vegetación amescoana, que se inicia en los primeros pasos hacia Lokiz.

Y las imágenes de hace veinte años hablan por sí solas. 

Todas ellas son fotos de archivo propias que conservo, del día 4 de octubre de 2005.















Con razón decía Goethe que "La naturaleza es el único libro que ofrece un contenido valioso en todas sus hojas".

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