Apellidos de Améscoa en América
El ser
humano es un emigrante nato. Aunque admitiéramos la versión bíblica de su
creación, su carrera como emigrante se inició ya tras su expulsión del Paraíso,
cuando Adán y Eva fueron condenados a trabajar la tierra. Por supuesto que otra
tierra, no la del Paraíso.
La
especie humana fue fruto de la evolución de diferentes formas, grupos y tiempos
que aún nos quedan por conocer. Y nadie puede hablar de sus antepasados con un
cierto grado de seguridad a partir de un número elevado de años.
Reitero
que ningún grupo, etnia o raza puede saber de su pasado como seres humanos más allá
de unos pocos miles de años con cierta precisión. Ni en qué lugar del mundo
estaban, ni en qué lengua hablaban, ni qué color de piel o de pelo tenían.
Por
eso, no hay que presumir mucho de ascendencia, porque “el que saca pecho se
acatarra”.
Y
nuestra especie, la humana, última
en llegar al circuito de los seres vivos es, por esa misma razón, y repito, emigrante
nato, y no le ha quedado otro remedio para sobrevivir. Además de adaptarse al
medio, ha necesitado con frecuencia, abandonar un entorno hostil y trasladarse a
otro más acogedor. O, simplemente, menos hostil.
Quiero decir que,
aunque nos cueste abandonar el lugar en el que nacemos, hay un impulso que
ayuda a hacerlo sin excesivo desgarro si las cosas no marchan bien o si
pensamos que pudieran ir mejor o menos mal.
El haber nacido en
un valle pobre “por el cielo y por el suelo”, me refiero a la dureza del
clima y a la escasa disponibilidad de suelo cultivable, no han sido una cuna
privilegiada para los naturales amescoanos.
La situación
fronteriza de su territorio, los ha colocado en litigio casi permanente con el reino del vecino
y las incursiones de ladrones de ganado que esa situación propiciaba, no añadía
incentivos a la vida que llevaban nuestros antepasados en los tres siglos
finales de la Edad Media.
Y esto generaba una
fuerza centrífuga que ha impulsado a los nativos de las diferentes clases
sociales hacia el exterior y, con toda seguridad, por motivos y circunstancias
muy diferentes que aquí no vamos a analizar. Porque esto es un blog y
aburriríamos al lector, en primer lugar, y porque no disponemos de datos ni de
capacidad para un estudio de esa envergadura.
Vayamos pues
simplificando y nos situaremos hace ocho siglos, cuando este valle empieza a ser
frontera con el reino de Castilla.
En esa época solo
salen del valle, los que van a ejercer algún oficio en Estella entre las
familias de labradores y los que toman las armas o los hábitos entre las
familias de hidalgos.
Y simplifiquemos
más dejando a un lado la carrera al servicio de Dios, porque no permite la
transmisión del apellido y aquí estamos precisamente persiguiendo el apellido.
Vamos pues a la milicia y la historia empieza en las Navas de Tolosa, en Úbeda (Jaén) en 1.212. Allí fue Sancho VII de Navarra, el Fuerte, con unos 200 caballeros y sus peones correspondientes. Y entre ellos ya tenemos a los primeros Amescoa/Amezcua en Andalucía, hidalgos unos, los que montaban a caballo, y peones otros, los que les acompañaban y les servían. Y quizás no porque se apellidasen así, porque aún no había apellidos estables en nuestro valle, si no porque se les nombraba por su lugar de origen. Y así no había confusión.
La guerra en las cercanías aportaba pocos méritos y pocos dineros. El que quería hacer carrera y fortuna por la vía de las armas, debía ampliar sus horizontes.
Llegan luego los viajes a América y probablemente son los Amezcua los que llevan allí el primer apellido amescoano de esta hisroria.
A continuación
tenemos noticia de otros miembros de familias “importantes” que ocupan cargos relevantes en el continente americano, pero también del retorno de todos
ellos.
Más tarde quedaba
aquello de hacer las Américas, pero eso era como la Lotería. Juegan muchos y
afortunados solo son unos pocos.
Y en las épocas
malas, no se fue a hacer fortuna, sino a tratar de vivir mejor simplemente,
porque aquí la vida daba para poco.
El caso es que
entre los que fueron a servir al rey, los que fueron a hacer fortuna y los que
fueron a buscar una vida mejor, regaron aquellas tierras de apellidos nacidos
en estas.
No es un mérito
especial llevar un apellido u otro, porque siempre es un regalo de otra persona
que a su vez lo recibió como tal.
Pero saberlo, conocer su origen, su microhistoria, la huella que ha dejado, es cultura. Y como este blog trata de divulgar cultura de lo propio, ahí van unos mapas con una idea de la densidad de gentes que llevan estos apellidos en los distintos países.
Desde Canadá hasta la Pampa en Argentina, son más de cien mil las personas que llevan como primer apellido uno de los siete citados.
NOTA PARA MEJOR
ENTENDER:
1.- Los datos son
de una fiabilidad relativa/aproximada, pero resultan orientativos.
2.- Me he limitado
a tomar como referencia solo los topónimos mayores.
3.- No he incluido los
apellidos que no proceden exclusivamente de estos valles, como: Arana, Artaza y San Martín.
4.- No he tenido en
cuenta los apellidos compuestos, casi inexistentes en América.
5.- El apellido
Ecala lo he encontrado en Italia. Es más, nos visitaron personas con ese
apellido, pero no en América.
6.- No he encontrado como apellido actualmente ni Aranarache ni Baríndano.
7.- Dispongo de más información sobre el tema, pero que irá en entradas posteriores, si tiempo, salud y ayudas dan de sí.
COLABORACIONES:
.- Javier
Echeverría García (de Eulate) ha preparado los mapas con las densidades de
apellidos.
.- El Archivo
Real y General de Navarra ha facilitado la reproducción del escudo del apellido
Amezcua.
.- Gemini
me ha ayudado en la preparación de las ilustraciones.
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