El amescoano que construyó el palacio de Olite
El palacio cuyos quince años de obra dirigió Martín
Pérez de Eulate no solo resultó, al decir de los expertos de la época, uno de
los más bellos de Europa en su tiempo, sino que cabe adjudicarle un valor digno de
resaltar hoy.
El de haber reunido y coordinado en su construcción
a artistas y artesanos procedentes de diferentes reinos europeos y de distintas
lenguas y credos (judíos y musulmanes entre ellos), bajo una dirección única que se
consideró ejemplar.
Hoy sería casi increíble y de ahí que sea más la
figura de la persona que la del palacio la que he querido traer aquí.
El 30 de septiembre de 1434 fallecía en Estella Martín
Pérez de Eulate, que fue durante 45 años, Mazonero Mayor de Navarra y bajo cuya
dirección se construyó el Palacio de Olite por encomienda del rey Carlos III
entre los años 1399-1415.
Martín era natural de Eulate y poco sabemos de sus primeros años, que transcurrieron a mediados del siglo XIV, salvo que era descendiente legítimo del palacio y solar de los Eulate en el lugar del mismo nombre. Quizá esto sólo fuera una exageración destinada a ennoblecer sus orígenes y su apellido, algo bien visto una vez que accedió a puestos relevantes en la corte navarra.
Se
documenta como ascendiente suyo a Diego Sánchez de Eulate, caballero y señor
del palacio. Teniendo en cuenta los mecanismos de formación de los apellidos,
vigentes en la época, Martín fue conocido primeramente como Périz de Eulate,
cuando desempeñaba su profesión en Estella, pero se transmutó en Périz de
Estella cuando entró al servicio de los monarcas navarros.
Fue
concretamente Carlos III quien le contrató, como Maestro Mayor de la Mazonería,
para la gran ampliación que pretendía llevar a cabo a partir del palacio viejo
de Olite. Y de 15/06/1389 data el nombramiento de Martín como Maestro de sus
obras de mazonería en todo el reino. Mazonería es una expresión que describe
las obras de construcción «de cal y canto» y tiene su origen el vocablo francés
maçon, albañil.
El comienzo de las obras del nuevo palacio se sitúa en 1399 y dice Jimeno Jurío que, «al iniciarse las obras de construcción del palacio olitense, Martín Périz pasó a ser el director y verdadero artífice de los trabajos de cantería». Y añade que, a tal fin, «tenía montada en Olite una fragua para confeccionar y reparar la herramienta necesaria: barras, cuñas, picos, martillos y punteros». En la nómina de tapiadores que trabajaban en Olite, se citan otros dos paisanos de Périz de Eulate: Johan y Pero Ibáñez de Eulate.
Para
enriquecer la calidad de la obra a realizar y tomar referencias, Martín acompañó
a Carlos III en la visita de diversos palacios franceses.
En esas
fechas, Martín había casado ya con Toda Sánchez de Yarza y el matrimonio tuvo al menos dos hijos y una hija.
En 1415
se concluyen las obras del palacio de Olite y de forma casi obligada, porque
Carlos III quería celebrar allí las bodas de uno de sus seis hijos bastardos.
Concretamente Godofredo, habido en 1394 de una mujer de nombre Teresa.
En el
año 1427 es confirmado en su cargo de Mazonero Mayor del Reino por la Reina
Blanca de Navarra.
Aunque
su mayor actividad estuvo centrada en el palacio real de Olite, participó en el
proyecto de construcción del palacio real de Tafalla, además de otras obras que
ejecutaba por contrata. Dirigió las reparaciones del castillo de Cáseda y de
las fortificaciones de Leiza y Aguilar de Codés. Más tarde, intervino en las
obras del palacio de Arazuri y del castillo de Estella.
Su primogénito
tuvo por nombre Lope y por apellido, tal como se producía en la época, el
patronímico correspondiente, Martínez (por ser Martín el nombre de su padre), y
quedó en Lope Martínez de Eulate. Fue letrado y, más tarde, consejero y fiscal
del Rey, y casó con Johana López de Sarasa.
Hijo de
este fue Juan López de Eulate. Y de Juan, lo fue Mosén Lope Velaz de Eulate y a
partir de aquí se empieza a transmitir el apellido Velaz de Eulate.
Tras la
conquista de Navarra y perdido su caràcter de residencia real, cayó
progresivamente en el descuido, luego en el desmantelamiento y por fin en el
expolio. Acabó siendo utilizado como almacén militar, sufrió un incendio y fue
destruido deliberadamente por Espoz y Mina durante la Guerra de la
Independencia a fin de evitar que fuera utilizado por el ejército francés.

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