Hacerse una aurora en Améscoa/Urbasa
Antes de que la Naturaleza se harte de nuestra especie y opte por
prescindir de nosotros por lo calamidades que somos y por las calamidades que
hacemos y nos hacemos, te haré una recomendación: “Hazte una aurora”.
Tengo serias dudas de llegar a convencerte, pero voy a intentarlo.
Empezaré por explicarte en qué consiste lo de "hacerse una aurora". Como sabes y como apunta el dicho
popular: «Cante o no cante el gallo, todos los días amanece». Lo de que se vea
el sol es otra cosa, que a veces sí y a veces no.
Tengo que empezar por preguntarte ¿Has visto amanecer? No en una foto,
no en un vídeo, no en una película. No. En directo. Me refiero a si has visto, estando presente, salir el sol entero por encima de la línea del horizonte. Ya sea quebrada plana o movida, como puede estar la mar.
Si lo has hecho, tienes claro que antes de que el disco solar empiece a
salir hay luz suficiente para moverse. Bastante antes, mucho antes. Eso es el
alba, la aurora, el crepúsculo matutino. Y también hay bastante luz después de
ponerse el sol, ese es el crepúsculo vespertino.
Para nuestros antepasados los crepúsculos eran anticipos o prórrogas de visibilidad y, por tanto, de suma importancia, en espacios en los que se desenvolvían sin otra iluminación que la que les llegaba del firmamento. La Luna era una ayuda para la iluminación, pero siempre parcial y, a veces, inactiva, por ocultación tras las nubes. Y las estrellas, podían servir de guía, pero alumbrar, en el mejor de los casos, alumbraban poco o nada.
Pero además de estos comentarios, la oscuridad natural es
cada vez más desconocida para los urbanitas, que lo somos cada vez más, porque vamos a todas partes
rodeados de luces de día y de noche. Y la oscuridad que conocemos es la del interior
de la vivienda “cuando se va la luz”.
“Hacerse una aurora”, que es mi recomendación, es revivir una
experiencia primigenia y una alta probabilidad (con una buena selección de
fecha, lugar, paisaje y meteorología) de asistir a un bello, quizás bellísimo,
espectáculo.
Pero esto es un blog y debo ir por partes. Empezaré por explicar los
fundamentos. La luz del sol es blanca y está compuesta de todas las longitudes
de onda del espectro visible (los colores del arco iris). Las de onda más corta, azul y violeta, se
dispersan mucho más eficazmente que las de onda más larga, rojo, naranja y
amarillo.
Por esa razón, a falta casi total de luz, circunstancia que se da antes
de mostrarse el sol, es dominante el color azul casi negro, próximo a la
oscuridad absoluta, que en la naturaleza a cielo abierto no existe, porque
siempre hay alguna luminosidad por mínima que sea.
La Luna, con frecuencia, y las estrellas, aunque sin efectos prácticos,
están ahí y sirven para la fauna nocturna y para una parte de la diurna a la
que le basta con muy poco, ovejas por ejemplo. Estas, sobre todo en verano, comienzan
a pastar muy temprano. En tiempo más frío permanecen recogidas más tiempo
agrupadas y acostadas.
El azul va suavizándose y va pasando a un azul marino, que
progresivamente se hace pálido, con lo que dejan de contrastarse las estrellas.
Los que si se contrastan son los cuervos posados en las ramas altas de las
hayas.
A partir de ese momento asoman ya los naranjas fuertes, de los que
alguna nube, estratégicamente situada, había dado un avance. Y sobre los tonos
rojizos se perfilan los buitres que han abandonado sus dormideros en el Circo
del Nacedero para sus primeros vuelos mañaneros.
La distancia es mucha, casi tres kilómetros, que hace imposible una foto, pero hay luz suficiente para percibir manchas oscuras que se mueven sobre el fondo naranja, señal inequívoca de que la familia carroñera, ha iniciado su jornada.
Y, como es habitual, unos cuantos vienen a situarse en las hayas
próximas al Portillo de Ecala, que ocupan una posición una posición estratégica,
ya que dominan, una parte de Lezamen por el N-NE y Arantzaduia, el Ginebral y
la Barranca por S-SE. Otros, no siempre, vienen a posarse en el altico de
Arantzaduia.
A continuación ya han empezado a desayunar yeguas y potros, mientras las
nieblas corren por el Raso empujadas por las brisas de la mañana.
El color naranja cubre el horizonte cuando está despejado y se tiñe de
rojo más o menos intenso si hay nubes y en función de su opacidad.
Sea como fuere hay ya mucha claridad y se ven jirones de niebla en las
bardas de espino y arañón que todavía rodean antiguas piezas cultivadas en el
paraje de La Barranca y Arantzaduia en Limitaciones.
El disco dorado amaga en surgir por el horizonte y lo hace finalmente. La
función ha terminado. Espero a que se muestre totalmente, pliego, recojo y me meto
al coche a entrar en calor. Aunque estemos en agosto el termómetro ha marcado 5ºC.
Tipología de crepúsculos normalizada
Los crepúsculos matutinos (al igual que los vespertinos) han sido
normalizados y clasificados de la siguiente forma:
+ Crepúsculo Astronómico:
Comienza cuando el sol está a -18º por debajo de la línea del horizonte. A efectos prácticos, mi experiencia es que, salvo que haya luna, en el cielo no se aprecia gran cosa y la oscuridad es casi absoluta. Obviamente, se ven con claridad las estrellas.
+ Crepúsculo Náutico:
Comienza cuando el sol está a -12º por debajo de la línea del horizonte. Se va aclarando mucho el azul y se perciben formas a nivel de suelo y vegetación. Al comienzo se contrastan bien las estrellas y las constelaciones. Luego, van perdiendo nitidez.
+ Crepúsculo Civil:
Comienza cuando el sol está a -6º por debajo de la línea del horizonte. Dejan de verse las estrellas y se muestran colores varios entre el rojo, rosa, naranja, amarillo y de intensidad variada.
+ Amanecer:
Comienza cuando el sol se muestra a 0º e inicia su ascenso visible si
no hay nubes. La aurora ha concluido.
Dibujo elaborado en colaboración con Gemini.
Todos los colores del diagrama cromático, que no es sino un patrón teórico, se ven alterados y, normalmente mejorados por: la luz de la Luna, la contaminación ambiental y lumínica, las estelas de los aviones, las nubes, las nieblas, la calima, la humedad, etc. Y la paleta de colores resultante puede ser de una variedad y belleza impresionante.
Mi consejo final.
Para hacerte tu primera aurora:
+ Elegir de preferencia julio/agosto
+ Ubicarte en lugar alto con terreno amplio, a poder ser más bajo y despejado por delante (como el Raso de Urbasa, por ejemplo).
+ Iniciar la observación en dirección NE-E que es donde se verá la primera claridad del Crepúsculo Astronómico. Y seguir, obviamente, hacia el E-SE.
+ Cielos despejado, pero mejor no totalmente despejado. Con el fin de que introduzca variaciones en la paleta de colores resultante. Evidentemente, conocer la predicción meteorológica e ir bien abrigado.
+ Acudir al lugar elegido 45 minutos antes de la hora de salida del sol prevista. Para ver la paleta entera de colores vas a necesitar de 70/80 minutos, pero las pruebas, como los experimentos se hacen con pequeñas dosis.
+ Cuanto más lejos de centros de iluminación urbana mejor si esta es fuerte (ningún problema en Améscoa/Urbasa).
+ No es mi sitio preferido, pero Mendinausi es una buena opción y puedes variar de posición si la circunstancia lo requiere. Y es de libre acceso.



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