El balcón de Ubaba/Ubagoa, que no de Pilatos
El Nacedero
del Urederra es la salida natural y mayoritaria del importante acuífero formado
en el macizo kárstico de Urbasa. Se origina en la pared, casi cortada, del
extremo noroeste del término de Baquedano, a unos 700 metros de altitud frente
a los más de 900 que alcanza la cresta superior de dicha pared.
La evacuación del agua de Urbasa ha modelado, en el transcurso de
millones de años, la muesca producida en el reborde meridional del macizo y que
constituye un anfiteatro rocoso de notable belleza en el Monte Limitaciones de las Améscoas. El fondo rocoso sirve de
marco a las impresionantes cascadas que, tras una accidentada caída de más de
cien metros, dan vida al río que quedó con el nombre de Urederra (de ur:
agua y eder: hermosa).
La toponimia tradicional ha salvado el paso del tiempo con
diferente grado de conservación. Se han producido variadas alteraciones y por
motivos muy diversos: administrativos, lingüísticos, derivados de negligencias,
etc.
Hay cambios lógicos, otros necesarios o irremediables, pero algunos no dejan de
ser un cierto atentado a la cultura local, que existe. Y este de Balcón de
Pilatos entra de lleno en ese grupo. O eso creo y lo cuento.
No es
cuestión de antipatías por Poncio Pilatos, pero no es serio que sean los
turistas quienes rebauticen los nombres de lugar. Estamos excelentemente
dotados en cuanto a paisaje y naturaleza, y tenemos una muy rica toponimia, en
lo cuantitativo y en lo cualitativo. Urederra, Larregoiko, Ameskoazarra,
Lizarrosta, Basaula, son nombres que tienen buen sonido y buen sentido, además
de nominar parajes de gran belleza.
Pero
sufrimos las consecuencias del síndrome del “descubridor” que le afectó a algún
visitante no hace muchos años. El síndrome del “descubridor” consiste en que
cuando el visitante afectado se encuentra con un paraje peculiar que
desconocía, cree que ha hecho un “descubrimiento” absoluto y que nadie sabía
que eso estaba allí hasta llegar él. Y se cree obligado a bautizar el paraje
para dárselo así a conocer al resto de los mortales.
Y en
este caso concreto, el “descubridor” le puso un nombre, por cierto nada
original ni coherente con el resto de nuestra toponimia, a un paraje que ya lo
tenía. Y como si fuera una epidemia, poco a poco se va extendiendo. Esa es la
gestación del enésimo “balcón de Pilatos” que pasa a engrosar las listas de la
toponimia mundial, europea e ibérica.
El
perjuicio es doble en este caso. De un lado, arrincona al topónimo original, lo
que ya ha pasado en otros casos (como la Fuente de las Lentejas, que ha hecho
desaparecer al nombre original). De otro lado nos coloca un topónimo que parece
sacado de un todo a cien.
Es
claro que lo de Balcón de Pilatos viene de fuera porque el nombre es
absolutamente desconocido en la zona hasta hace 30 o menos años y que no tiene
la menor originalidad, porque se repite a lo largo y ancho de la geografía
ibérica, europea y mundial y que lo mismo vale para un roto que para un
descosido, como pondré de manifiesto líneas adelante.
Y digo
que era absolutamente desconocido lo de Balcón de Pilatos, porque no es citado
por uno solo de los autores que ha escrito sobre esa zona concreta. Y hay unos
cuantos. Ni Negro Juanbelz en su opúsculo sobre el Beato Esteban de Zudaire de
1920. Ni José Miguel de Barandiaran en su informe sobre las investigaciones
realizadas en los dólmenes de la zona en 1921. El informe fue publicado en 1923
e incluye un plano manual de la toponimia de la zona.
Pero es
que tampoco lo cita Jaime del Burgo en el texto que redactó para un folleto
sobre la zona en 1968 (en el que sí habla de Ubagua). Ni lo menciona Luciano
Lapuente en sus escritos, “Las Améscoas”, no 131, de 1972, y “Urbasa”, no 211,
de la colección Cuadernos de Cultura Popular, de 1974. Ni lo conocían como
propio, salvo por haberlo oído “a algún turista”, ni uno solo de los vecinos
del valle encuestados por Arantza Garate y por mí, entre 1979 y 1993, para el Tomo
XXII de Toponimia y Cartografía de Navarra.
Pero
además de espurio, el nombre aplicado carece absolutamente de originalidad. La expresión
“Balcón de Pilatos” sirve para describir:
.- Parajes situados
en lugares elevados y desde los que se domina una vista amplia. Los hay en la
mayor parte de las comunidades autónomas españolas: Andalucía, Aragón,
Cantabria, Castilla-León, La Rioja, Madrid, Navarra, País Vasco y Valencia, y
por duplicado y triplicado en algunas de ellas. Lo hay también en Bolivia,
Francia, Portugal y Suiza.
.- Balcones en
edificios singulares: en San Sebastián (en el ayuntamiento), Dilar (Granada), Pedraza
(Segovia), Peñíscola (Castellón)
.- Imágenes,
púlpitos, pasos procesionales y pinturas de épocas y países diversos.
Y digo
que el paraje ya tenía su nombre, porque la surgencia, o nacedero, del agua en
la pared de roca se cita en documentos diversos como Ubaba, Ubagua y Ubagoa
(entre los siglos XVI y XX). En ese vocablo, de origen euskérico, está presente
“uba”, normalmente con relación o significado de “agua”. Y “ago”, con la
acepción de “boca”. Bien sea porque llamaron en su día
“boca del agua” a la
surgencia o “embocadura del agua” al lugar donde empieza a “embocar” el río, el
nombre no parece nada desatinado. El mismo nombre se aplicaba al primer tramo
del río Urederra, siguiendo una costumbre muy habitual de que el río tuviera un
nombre en cada tramo. El río era llamado “de Ubagua/Ubagoa” en su primera parte
(y en algún caso hasta Batzarramendi); “de Urederra” cuando veía la luz; “de
Zufibarria”, cerca del antiguo puente, y “de Intzura”, en su tramo inundable.
La parte de encima del Nacedero recibía el nombre de Raso o Rasico de Ubaba en tanto que quedaban un Portuzargaina al Oeste, el Alto del Puerto Viejo de Zudaire, cuyo nombre final quedó en Zurgaina o Surgaina, y otro Portuzargaina al Este, el Alto del Puerto Viejo de Baquedano. El paraje, extenso y más noroccidental de Baquedano, se cita, desde la peñera, como Monte de Ubagua, en los amojonamientos con Zudaire desde hace siglos.
En el
siglo XIX, hay documentos que a la peñera le llaman “la ceja de Ubaba” (quizá
por estar sobre el “ojo” por el que surge el agua) y, a primeros del siglo XX
(1911), la citan como “la revuelta de Ubaba”, porque la peñera describe allí
una curva.
Existen
numerosos “balcones de Pilatos” en España y en Europa, y quizá los que tienen
más justificación por basarse en leyendas bastante antiguas, son los de Francia
y Suiza.
Según
dice dicha leyenda, o la suma de varias de ellas, Poncio Pilato se habría
suicidado arrojándose al río Rodano en la ciudad de Vienne (Francia), donde
existe un monumento, “la tombe de Pilate”, y donde hay monte, macizo, balcón y
parque natural con el nombre de Pilat o Pilate. Según el “Mors Pilati”, tras
caer en desgracia con el emperador romano, su cuerpo fue arrojado al Tiber
(Italia). Las aguas devolvieron el cadáver a la orilla y fue llevado al Ródano,
cerca de Vienne (Francia) donde se repitió el rechazo. El tercer y último
intento fue llevarlo al lago Leman, en Lucerna (Suiza), o a un pequeño lago
situado cerca de la cumbre del monte Pilatos (2352 metros de altitud), también
sobre Lucerna. Finalmente, concluye la leyenda, cada Viernes Santo, sale del
lago y se lava las manos. Los dos balcones de Pilatos con algo de fundamento, están
pues en Francia y Suiza y las leyendas datan de tiempo muy antiguo.
Quédese
en buena hora el topónimo en Francia y en Suiza, con su correspondiente
leyenda, y manténgase aquí el nombre primitivo (Ubaba, Ubagoa, Ubagua), como
monte, raso, ceja, alto o revuelta, ampliamente documentado desde el siglo XV,
que no necesita el paraje vestirse con plumas ajenas para lucir con toda su
belleza.