El Balcón se viste de gala con los colores del otoño

 El Balcón se viste de gala con los colores del otoño

Las hojas del haya 

Balcón de Ubaba desde Portuzargaina. Foto de archivo propio.

El haya ya ha empezado a cambiar la ropa del armario y lo muestra, como otros árboles caducifolios, en el proceso de cambio de color y pérdida de las hojas.

Comienzo del otoño y primeras pérdidas de color de la hoja

La disminución de tiempo de luz y de tiempo de calentamiento son los dos factores que le impulsan a prepararse para el invierno. Los días se acortan y las temperaturas bajan y en esas condiciones los procesos de actividad fotosintética (producción de alimento usando como fuente de energía la luz solar) ya no son eficientes. Y los árboles deciden bajar la persiana del taller, pero no lo hacen de golpe, sino de forma progresiva.

Lo hace así para recuperar y reabsorber los nutrientes más valiosos que tenía depositados en las hojas y los traslada a ramas y tronco para su reutilización en primavera. Y reiniciar así el ciclo de vida del árbol. 

Dibujos simulando colores y pigmentos de la hoja del haya en otoño. 
Realizado en colaboración con Gemini. 

Los otros pigmentos  

    Al ir desapareciendo progresivamente la clorofila, pigmento mayoritario de la hoja durante el verano, se hacen presentes otros pigmentos que sí estaban pero no eran visibles, como los carotenoides, responsables de los tonos amarillos y naranjas ahora perceptibles en otoño. En el haya, concretamente, dan lugar, a un color cobre dorado o bronce intenso.

  Pero cada haya es distinta de las demás y, dado su tamaño, en un mismo ejemplar puede haber diferencias sensibles, dependiendo de la orientación, viento dominante, proximidad de otras hayas, etc, para dar diferentes tonalidades a sus hojas.

Este año en particular hay muchas hayas que han sufrido lo que se llama estrés hídrico lo que influye el proceso de la otoñada.


 Los pigmentos rojos

  Mientras que los pigmentos que generan los colores amarillo y naranja, los carotenos, están presentes todo el verano, existen otros, que se producen solo en otoño y bajo ciertas condiciones ambientales.

 Son las antocianinas. Requieren exposición a luz solar intensa y son responsables los colores rojos, púrpuras y magentas, que se ven en algunas hojas de haya con mucha exposición solar.

  Hay zonas en las Aldaias con mucha exposición y en años de otoños muy despejados, en que se dan esas circunstancias, se ven esas coloraciones. 


La hoja termina su labor en el haya

Una vez entregadas sus últimas reservas al haya que le dio vida la hoja se separa de esta mediante un proceso botánico. Consiste en que sus células protegen a la planta madre y se desntienden de la hoja liberándola físicamente ya, con lo que simplemente su propio peso o el viento más ligero, las hará caer.

Esquema explicativo del proceso de caída de la hoja del haya.
Realizado en colaboración con Gemini.


De esa separación quedarán heridas que cicatrizarán y esa corteza de la rama estará dispuesta para el nacimiento de nuevas hojas en el siguiente ciclo.  

    



    La alfombra mágica

Hayedo en el camino hacia el puerto de Iaratea.
Foto de archivo propio.

 La hoja del haya no es un desecho que ya ha cumplido toda su función. Tiene todavía un papel importante que jugar, una vez en el suelo. No voy a extenderme, pero buena parte de los cuidados que precisa el hayedo para su supervivencia se los dispensa su propio residuo: la hoja.

La hoja, cuando cae a tierra contiene todavía nutrientes valiosos que el árbol no ha podido rescatar antes de desprenderse de ella, como calcio, potasio, magnesio y carbono. Los liberará al descomponerse y será la tierra del bosque la que los recupere.  

  Contribuirá igualmente a la formación del humus a tracés de su descomposición por un amplio colectivo de organismos como hongos, invertebrados y bacterias. Este proceso transforma la materia orgánica en humus vital para la fertilidad del suelo.


Esquema de las aportaciones de la hoja del haya al bosque.
Realizado en colaboración con Gemini.

Esa alfombra formada por la hoja ha contribuido a compactar el suelo y a evitar su erosión.

Y ha actuado a modo de esponja, reteniendo nieve y lluvia y liberándola lentamente. Fundamental para mantener una alta humedad en unas raíces superficiales como las del haya.

Contribuyen igualmente al aislamiento térmico del suelo tanto en invierno como en verano, regulando las temperaturas extremas.

Se convierte en habitat, morada y refugio para muchos pequeños invertebrados y vertebrados. En alimento para todos los organismos que se alimentan de residuos y son base de la cadena trófica. Y finalmente, actúan como incubadora de las semillas o hayucos de los que brotarán las nuevas plantas de haya.  

    


 



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