Decía
en mis comentarios anteriores al tratar sobre la Revolución Francesa, de 22/06/2024 y 23/01/2025, publicados en este blog, que en 1789, los franceses decidieron introducir cambios drásticos
en sus mecanismos políticos. Y que el seísmo político ocurrido en el país
vecino estuvo mal visto en toda Europa en general, y en España en particular, por temor de que aquel
virus naciente llamado “república”, fuera contagioso y afectase a los poderes
que habían ejercido el dominio durante
siglos: la nobleza y el clero.
El gobierno español declaró la guerra a la República Francesa el 17 de abril de 1793 como respuesta a la
ejecución de Luis XVI. El ejército español, bajo el mando del general
Antonio Ricardos, invadió el Rosellón con un fuerte cuerpo de ejército.
Pero el
problema no fue solo que hubiera monarquía en España, sino que reinaba un
monarca incompetente, Carlos IV, primo del guillotinado Luis XVI, asesorado por
un imberbe guardia de corps, Manuel Godoy, nombrado primer ministro con 25
años. Este firmó con Gran Bretaña la adhesión de España a la Primera Coalición
de monarcas europeos contra Francia.
De la
inmediata guerra con Francia, solo se salió firmando un pacto vergonzante
(22/07/1795) por el cual, Francia pasó de ser el enemigo “ateo y regicida”, a
ser el aliado contra la “malvada” Inglaterra, hasta entonces, aliada. Cambio de chaqueta para evitar males mayores porque el ejército francés había llegado ya hasta Miranda.
Y como
aliada, se firmaba con Francia el Tratado de San Ildefonso (1796), por el que el
gobierno español se convertía en un satélite de la república francesa.
No me
voy a entretener en los movimientos de la política española durante los diez años siguientes. Resumiré diciendo que, en 1807, el incompetente Carlos IV
continuaba como monarca y el ya curtido Godoy, tras ser cesado, había retomado
el mando de la política española. Y, para acabar de remover la revuelta situación europea,
había llegado al poder en Francia el ególatra Napoleón Bonaparte. Como
añadido, se sumaba otro Borbón, Fernando VII, de parecido nivel de incapacidad
a la de su padre Carlos IV.
Y a
comienzos de 1808, el ejército francés entraba en Navarra camino de Portugal,
con la excusa de atacar aquel país por su alianza con Gran Bretaña.
Los
genios de la estrategia militar habían descubierto que Améscoa, acuñada entre
Urbasa y Lokiz era un territorio óptimo para desarrollar la guerra de
guerrillas y poner en jaque a cualquier ejército, por poderoso y adiestrado que
fuera.
Y así, la
guerra con Francia la trajeron a Améscoa.
Y con
ese "regalo" discurrieron los cinco años, 1808-1813, que duró esta pesadilla.
Cinco años en directo, porque sus daños colaterales duraron mucho más, pero
esto es un blog, y yo es hasta donde llego a día de hoy. Por lo que me remitiré
a dar unas pinceladas extraídas de los Libros Parroquiales amescoanos de la época.
Y que
denotan que si a los amescoanos no les gustaba ir a la guerra con Francia, la
guerra con Francia se la trajeron a Améscoa. Ahí va:
1808
Muere un vecino de Larraona,
Martín Sáez de Amézaga, viudo de Mª Jesús Sáez de Larramendi. Lo apresaron y
condujeron los soldados del ejército francés a la villa de Puente la Reina,
donde lo mataron el 18 de octubre. Dejó seis hijos.
1811
Baquedano, Entre 20 de abril y 21 de junio mueren siete varones de edades entre 18 y 25 años sin que se mencione la causa. Provienen de diferentes orígenes (Navarra, Extremadura, Aragón, Granada). Entiendo que son soldados de la División de Navarra muertos por el ejército francés.
Baquedano, 16 de junio, saqueo
del pueblo por el ejército francés.
Zudaire, El 7 de junio,
muere un soldado de 20 años
Zudaire, el 14 de junio,
muere un soldado de 25 años, de Extremadura.
1812
Eulate, el 15 de marzo,
murió un voluntario de la División de Navarra.
Zudaire, el 17 de marzo la
tropa francesa está en el pueblo.
Eulate, Hospital de Guerra,
En 1812, Eulate, Mueren y son enterrados en la ermita de San Juan.
Entre los meses de junio y diciembre, ambos inclusive, 28 soldados de la División de Navarra fallecen tras ser atendidos de sus heridas en el Hospital Militar improvisado y camuflado en Eulate. El párroco local de la iglesia de San Martín, Gerónimo García de Albizu, les administra los últimos sacramentos y les hace funerales y función de entierro. Sus cadáveres son enterrados clandestinamente en la ermita de San Juan Bautista y sus partidas de defunción son anotadas aparte del resto de difuntos locales. La edad de la mayoría de ellos se sitúa entre los 18 y 25 años.
Eulate, el 7 de julio, quitan
la vida a las 5 de la tarde, a un soldado que se hallaba herido en una borda,
una división de las tropas francesas.
Zudaire, el 8 de junio. “fallecieron
de muerte violenta a las 5 de la mañana cuatro varones de 27, 24, 50 y 50 años
a 5 de la mañana (Olazagutia, Ciordia, San Román y Echarri Aranaz). “no
recibieron sacramento alguno ni testaron por no haber dado lugar para ello”.
“Sus cadáveres fueron depositados en esta iglesia en la tarde del mismo día,”
Eulate, Se anotó en los
gastos del Libro de Fábrica que durante ese año "pagó la iglesia a una
persona por custodiar las ropas en el monte" y que se hicieron cajones "para
retirar y conservar las ropas y alhajas de la iglesia".
Aranarache. Sin concretar la
fecha se dice: “haber robado del Sagrario el copón que antes tenían el año
1812 en una de las muchas veces que llegó a a este pueblo la tropa francesa”.
1813
Eulate, Hospital de Guerra. Mueren dos soldados de la División de Navarra, uno en febrero y otro en marzo, ambos de 18 años. Y son enterrados en la ermita de San Juan.
Artaza, el 28 de marzo. “Se
le dio tierra en esta iglesia a un soldado voluntario de Navarra y no se pudo
averiguar su nombre ni patria. Se creyó que lo mataron los franceses porque en
medio de la frente tenía un bayonetazo que le pasaba hasta el lado opuesto”.
Artaza, el 6 de mayo.
Falleció Saturnina García de Eulate, natural de San Martín. "Su enfermedad
resultó sin duda de los días que tuvo que pasar, como otros muchos, en los
montes, fugitiva de los ejércitos franceses que con frecuencia llegan a
Amescoa, en Arripuia, donde entre peñas tenemos muchos comestibles y cosas de
casa. Se sintió enferma y a los cinco días murió. El día siguiente le di
sepultura en la de su casa sin asistencia de otros sacerdotes por cuanto no lo
permitían las novedades que ocurrían con las llegadas repentinas de los
franceses…"

Larraona, el 12 de mayo “Padeció
este pueblo un horrible saqueo de las tropas francesas sin perdonar a la iglesia ni ermita de Nuestra señora de la Blanca,
rompiendo sus puertas principales y robando todo lo mejor que había y se
llevaron el cáliz que consta en el inventario habérsele entregado a Ramón Ruiz
de Zuazu, como ermitaño de dicha basílica y así mismo se llevaron varias
reliquias que había engarzadas en plata, por lo que en ningún tiempo se le
deberá hacer cargo al dicho por no haber tenido culpa, pues todo el vecindario
desamparó el pueblo y para que conste en todo tiempo y lugar hice esta nota yo
el cura de la dicha iglesia hoy día 14 de dicho mes y año.”
Y recojo algunos
comentarios, creo yo que muy atinados, del párroco de Eulate, Gérónimo García
de Albizu (1768-1834):
“…pues
miradas las cosas según el tiempo están mejor y más seguros los caudales de las
iglesias y algunas alhajas refundidas entre los vecinos... o a cargo del común que en las iglesias, por el
peligro de robarlas los franceses o exigirlas los realistas, como hay
bastantes ejemplos, quedándose sin ellas las iglesias y los pueblos, que
son los más acreedores y dignos de alguna atención en las presentes urgencias y
necesidades, de exorbitantes contribuciones, saqueos y vejaciones que
estamos sufriendo”.
Suya
fue la decisión de vender la cruz de plata a Segundo Ruiz, Maestro platero de
Estella en 1262 Reales, que se destinaron a
sufragar el gasto que tenía el pueblo en las raciones que las tropas en
conflicto les exigían.
“…por
lo dificultoso de conservarla por las continuas llegadas de los franceses y
acuartelarsen en las iglesias para pernoctar en ellas, robando cuanto hallaban
de precioso o de algún valor, ya también los realistas, algunos con título
de Cruzados que exigían cuantas alhajas de oro o plata había en ellas,
pareció menos mal a todo el pueblo valerse de su valor, viéndose en tal caso
tan comprometido…”
Además
de las pinceladas aportadas, todos los pueblos fueron obligados a entregar buena parte de sus
cosechas de cereal y cabezas ganado para raciones de uno y otro bando, como dejan muy claro los Libros Parroquiales y el párroco de Eulate, que debió hacerse cargo de la función por
fallecimiento repentino de Santiago de Albizu, párroco anterior, en 1810.
Y voy a terminar diciendo que no vale con responsabilizar solo a los franceses de lo ocurrido, que también. Ni siquiera a ambos contendientes, que también, por si no ha quedado
suficientemente claro. Sino y principalmente, a quienes desde sus palacios, tronos y despachos,
como también ocurre hoy, tomaron decisiones de
inmiscuirse en las opciones de otros países y para que otros
fueran a matarse y a morir por las ideas que ellos dictaron, algo que ellos no hicieron personalmente.
Carlos IV murió de gota, tras vivir exiliado en Francia y Roma, pensionado por
Napoleón y otros. Godoy murió en París con 85 años tras escribir sus memorias, sin haber pisado el frente
de batalla.
Los
amescoanos pagaron muy caras las decisiones de ambos.