Larregoiko, mirador estratégico en Améscoa desde la Prehistoria
Como su
propio nombre indica es un raso elevado, ligeramente embudado, que se encuentra
sobre términos de Zudaire, pero más cercano y accesible al lugar de San Martín,
por distancia y por acceso, ya que su puerto es casi lindante con la parte
occidental del paraje.
Está situado
en el sur del Monte Limitaciones de las Améscoas o en el sur de Urbasa, para
los que gustan de llamar Urbasa a todo el conjunto de la sierra y en su borde
sureste alcanza 1.020 metros de altitud, máxima de la parte occidental de
Améscoa.
En el punto citado se colocó un vértice geodésico, con tan escasa
fortuna que se plantó sobre un anillo tumular prehistórico. Por si faltaba
algo, el buzón montañero, y esto ya no con poca fortuna, sino con poco
criterio, se puso también dentro del anillo tumular.
¡Mira tú que hay sitio donde ponerlo unos metros más lejos y no
coincidir con el túmulo!
Jose Miguel de Barandiaran había reparado ya en la existencia "de un túmulo o montículo de piedras" en 1921, así lo describe literalmente en su informe. Es evidente que solo vio uno de los dos túmulos y parece que el vértice geodésico no estaba porque lo hubiera citado.
Balere Barrero lo dibujó perfectamente con “ojo de
dron”, cuando hizo, con su grupo Hilarriak, el inventario de Monumentos
Megalíticos de Navarra.

Afortunadamente al otro anillo tumular no le han puesto ningún adorno.
Pero si hemos empezado por la Prehistoria, no es porque los primeros
humanos en habitar estas zonas, aunque fuera estacionalmente, vinieran a “hacer
monte” o a hacer deporte. No pusieron aquí túmulos de anillo porque sí. En
muchos de los casos los túmulos de anilo o anillos tumulares son, en mi
opinión, hitos para situarse. No habitaban aquí, pero volvían todos los años entrada la primavera, porque era buena zona (había una magnífica veta de sílex/pedernal a corta distancia, y agua, caza y leña) y
necesitaban señales de referencia. Y se las construían.
Y Larregoiko era y es un morro alto y saliente con un valle abierto y un río a sus
pies. Y con excelente visibilidad de los alrededores.
La plataforma está cortada o muy pendiente por todos sus flancos.
Y han ocurrido accidentes por ese motivo. Al hacer una encuesta sobre la toponimia local, hace ya más de treinta años, oí por primera vez una forma verbal nueva para mí. Me contaron en San Martín, en relación a Larregoiko: "Ahí fue donde se desbargó el fraile".
Más tarde lo leí en unos relatos que publicó José Luis Ansorena con el título "Memorias de Urbasa. Epílogo". Y describía que el 23 de julio de 1939 un fraile capuchino, fray Fausto de Zubiri, cogiendo té de roca, perdió el equilibrio y se despeñó en Larregoiko. Ansorena no lo vio, pero se lo contaron. Mi informante de San Martín me explicó que se desbargó.
Hecho el inciso, vuelvo a las vistas, que lo hacían estratégico entonces y lo convierten hoy en un
mirador privilegiado de una gran parte de Améscoa Baja. Seis de sus lugares
habitados se ven hoy desde allí sin moverse un paso: Zudaire a los pies; Baquedano, Gollano, Urra y Artaza, de izquierda a derecha; el desfiladero de
Intzura y Baríndano al frente, al E-SE; la sierra de Lokiz al SE-S y al S.
Incluso, mirando al norte, en días claros se ven las crestas del macizo Aizkorri-Aratz.
De mucha mayor antigüedad, obviamente, que los túmulos anulares dejados por nuestros primeros “veraneantes”, son los fósiles que nos recuerdan nuestro pasado marino. Y que se hallan en mayor cantidad en los bordes occidentales, próximos a la Peña Berenderra y en la subida de acceso al raso, en cuyos laterales pueden verse bloques grandes de nummulites.
La fauna actual,
millones de años más tarde y mil metros mínimo más arriba, se parece poco a la
anterior. Entre la que se deja ver a la luz del día, la más vistosa es la
especie caprina, o me lo parecìa a mí,
por la variedad que se daba siempre que veía un rebaño, por pequeño que fuera.
Y también por la sociabilidad de sus componentes. Esta especie parece haber
sido preferida por nuestros antepasados por su adaptación al terreno y al clima,
por la economía de su cuidado y alimentación y por su aprovechamiento. Da un
escalofrío y vértigo verlas recorrer con total tranquilidad las microsendas que se ven
bajo la peñera.
Aquí en la parte
más cortada se ven posados algunos buitres, pocos, porque escasas y de tamaña
mínimo son las repisas en las paredes del asomadero. No tienen pues aquí donde
dormir y menos anidar buitres y chovas, aunque sí vuelan a la luz del día y
ocasionalmente, reposan.
Además, los
carroñeros tienen un incentivo, que es el comedero de Zudaire. Y si de olfato
carecen, de vista andan totalmente provistos y desde la peñera pueden ver
llegar el aprovisionamiento.
Otra particularidad importante de Larregoiko es su sima o pozo de importantes dimensiones en el que se almacenaba nieve, se convertía en hielo y se vendía a Estella donde se transportaba a la nevera municipal para su venta al por menor.
La concesión de
estas neveras o lezeas salía a subasta y se adjudicaban por períodos de dos a
tres años. Las pozas eran preparadas en el verano y otoño y, llegado el
invierno y tras nevadas copiosas, subían grupos de personas contratadas en los
pueblos a llenar las neveras, compactar la nieve con los pisones para formar el
hielo, colocar material de separación y continuar el ciclo. Hasta donde diera
de sí el invierno y el cuerpo, porque era un trabajo durísimo, pero también
suponía la oportunidad de ganar un jornal en un momento del año sin más
oportunidades.
La nevera se
cubría bien y la de Larregoiko, a deducir de su posición y de la inclinación de
su boca, claramente orientada a contrasol, aguantaba bien y se cotizaba. Y hasta
cumplida la primavera y entrado el verano se serraban bloques de hielo y se
llevaban al alba a Estella.
En el extremo
Oeste de Larregoiko confluyen tres mugas: San Martín, Zudaire y Limitaciones.
Es en la Peña Berenderra. Así lo dicen en 1728 en amojonamiento entre San
Martín y Zudaire de 20 de junio, precisando que “es el último mojón que divide
los términos y límites de Enzia (como en Améscoa se ha llamado siempre a la
Sierra)”.
La
aclaración es mía. Para quien tenga dudas, recomiendo leer en este blog ¡Urbasa
y Entzia ya no son lo que eran! de 18 de febrero de 2024
El mojón que hay ahora se colocó el 3 de julio de
2004, sábado, con motivo del Día del Valle,
de Zudaire. También he contado algo de ese día hace poco en este blog.
Lleva grabada la letra “L” en su frontal y las
letras “S” y “Z” en sus laterales, San Martín y Zudaire.
Y una pequeña leyenda con mención a Larregoiko, que ya he citado en alguna ocasión. Tuve conocimiento de ella en una entrevista mantenida sobre la toponimia de Baríndano y su entorno con Humiliano Arteaga y Elías Goñi un domingo al mediodía en casa del segundo. Sería en 1990-1991. Les encuestábamos mi mujer Arantza y yo, sobre el tema citado y, hablando de Bargazabal, nos mencionaron un lugar conocido como la Herradura de Santiago. Al parecer existe allí, en una roca, una huella con forma de herradura y dice la leyenda que "el caballo de Santiago dejó a su paso esa huella, golpeó con su pecho en la roca y uno de los trozos, que se fragmentaron con el impacto, salió despedido hasta Larregoiko". Ahí queda.
Y no podía cerrar este
recuerdo de Larregoiko sin mencionar "El Poste", que es como se le
empezó a llamar y como se le seguirá llamando.






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