Una amescoana de altos vuelos

Una amescoana de altos vuelos

Chova en pequeña repisa. Observar el apoyo de garras.
Foto de archivo propio

Ya contaba en este blog en abril del año pasado que la chova piquigualda anidaba también en el Himalaya y era la única ave en hacerlo. Está pues justificado calificarla como de “altos vuelos” y así es porque no se encuentra cómoda a bajas altitudes. 

En definitiva, que es un ave de montaña y para los desmemoriados recuerdo que puede reproducirse a elevada altitud porque sus huevos tienen menos poros que los de las especies de zonas más bajas y sufren menos pérdidas por evaporación de agua. Por otra parte sus embriones están dotados de una hemoglobina cuya afinidad por el oxigeno es mayor, lo que compensa la disminución de este por la altitud.

 

Pero debemos presentar a nuestra invitada de hoy, que es la chova piquigualda o piquiamarilla. Dada la rapidez con que se desplaza, su pequeño tamaño y lo poco que soporta la aproximación de las personas, algo común a todas las aves, no es frecuente que sus rasgos sean retenidos y a menudo es confundida con un cuervo. 

Si hacemos una presentación formal, debiéramos decir que la chova piquigualda es un ave paseriforme de la familia Corvidae perteneciente al género Pyrrhocorax.

Espero que la fotografía facilite la explicación cualitativa.  Hablamos pues de un córvido, en versión reducida en cuanto a peso con respecto al cuervo. Nuestra chova pesa de 160-250 gramos, en tanto que un cuervo adulto puede pesar entre 700-1700 gramos, que es el mayor de los considerados "pájaros". 

Pero se acorta la diferencia en cuanto a envergadura, ya que la chova, con tan escaso peso, alcanza casi la mitad de envergadura que el cuervo, con 75-80 cm la primera, por 120-160 cm el segundo. Lo que le convierte en un magnífico y ágil volador y velero, que puede aprovechar muy bien las corrientes ascensionales que se producen en las proximidades de las grandes paredes verticales donde acostumbra a anidar. 

Otras diferencias importantes con el cuervo son las cromáticas: el color de su pico es amarillo y el de sus patas rojo o anaranjado. Es decir, que rompe con el luto riguroso del cuervo. 

Pero entremos en detalles finos. La chova piquigualda o piquiamarilla, Pyrrhocorax graculus, es un córvido de montaña, presente solo en zonas de relieve elevado del sur y centro Europa y Asia, hasta el Himalaya.

Chovas esperando a que despeje la niebla 
Foto de archivo propio

En nuestro territorio, yo solo la he visto sobre el Monte Limitaciones de Améscoa y más concretamente entre el Puerto Viejo de Baquedano y Zurgaina o Puerto Viejo de Zudaire. También desde la peña Berenderra hasta Gartziaran. También en las Majadas de Eulate y en Mendinausi, en lugares donde pasta el ganado mayor. Y volando en bandadas sobre el sur del Raso de Urbasa y el sur del Raso de Lezamen.

Chova asomada sobre el Mirador de Ubaba
Foto de archivo propio

Como he mencionado pico fuerte, corto, ligeramente curvado y color amarillo, patas y plumaje negro brillante.

Sus patas son cortas pero está provista de uñas largas muy curvadas que le permiten mantenerse sobre superficies mínimas. Algo necesario por sus hábitos de anidamiento y parada en pequeñas rugosidades o entrantes de paredes verticales.

Realiza vuelos muy rápidos de giros repentinos y acrobáticos y tiene hábito de desplazamientos en bandada, con frecuencia aparentemente erráticos.

Emite sonidos repentinos y estridentes.

Pareja de chovas próximas al Mirador y con restos de niebla
Foto de archivo propio

Se empareja de por vida y es residente estable.

Anida en los mismos lugares. Construye nido en grietas de paredes verticales y en simas.  Pone de tres a cinco huevos. Los incuba la hembra durante unas tres semanas. Los pollos nacen a fin de junio y son alimentado por ambos padres. Tras un mes abandonan el nido, aunque dependen de los padres otro mes largo.

Alcanzan la madurez sexual pasados dos a tres años.

Grupo de chovas buscando alimento entre las rocas
Foto de archivo propio

Se alimenta de insectos en verano y primavera, en prados de hierba corta, favorecido por la ganadería extensiva de la zona y rebuscando entre las grietas de los roquedos. De los excrementos del ganado obtiene larvas e insectos varios. Y se nutre de frutos y bayas de época en otoño e invierno.

Su población decrece en general por la disminución de la ganadería extensiva, el cambio climático, la turistificación de zonas de asentamiento y anidamiento, etc. 

Pequeña bandada de chovas sobre Baquedano. Al fondo Artaza.
Foto de archivo propio


 

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