Ziza hori, seta de verano regalo del hayedo

Ziza hori, seta de verano regalo del hayedo

Grupo de ziza horis en el hayedo. Foto de archivo propio 

   He visto hoy en el periódico que el miércoles se vendieron ziza horis en el mercado de Ordizia. Que hubo 47 Kg y que el precio estuvo entre 20-22 €. No sé qué aspecto tendrían, pero sí tengo claro que desde que dejamos de recoger nosotros este seta (en Améscoa y Urbasa) no hemos vuelto a ver ejemplares ni parecidos.

  Y no es por presumir, pero todo lo que hemos visto a la venta, está bastante escuálido, eso significa que quizá la recogida es poco selectiva y se hace prematuramente, antes de que los ejemplares alcancen un tamaño adecuado. La justificación que dan todos los recolectores, para posventa o para consumo propio, es que “si no lo recojo yo, lo recoge otro”. Con lo que se esquilman muchos setales. Pero es lo que hay.

La mención del periódico nos ha traido recuerdos y por qué no, hablaremos de esta seta en este blog, aunque no de los lugares donde la recogíamos.

Arantza y yo empezamos a recoger esta variedad en Améscoa en los años ochenta por varios motivos. Ella ya la conocía, porque se recolectaba y consumía en el caserío de su abuelo en Zegama. Además, no se agusanaba y se conservaba bien y era muy de verano en el hayedo, tiempo y lugar que nosotros frecuentábamos en vacaciones.   

  Y también, porque era y es, poco apreciada en Améscoa. Creo recordar que solo oí mencionarla a una persona. Si no recuerdo mal, fue Celso Sáenz de Jáuregui, de Artaza, y me dijo que ellos, se refería a su familia, les llamaban chichetas. Si me equivoco y lee esto, ya me corregirá.

  También las conocía y conoce muy bien Maitere Mujika, pero ella es de Beasain, y vino con la lección aprendida.

Por otro lado, nosotros fuimos autodidactas en lo que a setas se refiere y empezamos por las que, conocidas y tenidas en cuenta las descripciones que se daban, no ofrecían dudas. Y galanpernas y ziza horis formaron parte de nuestras primeras cosechas, además de los tradicionales champiñones.

 

Nombre de la seta

Además de Ziza hori = Seta amarilla, es llamada Rebozuelo. Y el nombre botánico es Cantharellus cibarius.

 

Características

Su carne es prieta  y agradable al dente. No se agusana, ni es consumida por limacos o caracoles.

Su color, bastante homogéneo en toda la seta, puede variar entre el amarillo pálido y el naranja, pasando por el amarillo dorado.

Las láminas no son tales sino nervaduras no uniformes que arrancan de distintos puntos del pie y llegan hasta el borde del sombrero y se enrollan allí.

Ziza horis en el hayedo y empezadas a cortar. Fotos de archivo propio.

El sombrero tiene forma de pequeña copa abierta con los bordes vueltos.

El pie es corto y puede hacerse grueso si el ejemplar ha salido libremente a la luz. Con frecuencia debe abrirse paso en un suelo cubierto de hojarasca y pequeñas ramas, que le hacen emerger con el sombrero ya roto por la resistencia de los obstáculos encontrados. 


Temporada y lugar


Arantza recoge una ziza hori. Foto de archivo propio.

Según los micólogos forma simbiosis con muchos tipos de árboles y crece en bosques muy variados de Europa y América, lo que le ha abierto las puertas de las cocinas de ambos continentes.

Ignoro si su fama y su popularidad, han provocado recolecciones intensivas y han obligado a la declaración de esta seta como “especialmente protegida” en Alemania y Austria y han establecido límites a su recogida (Nota de Wikipedia).

Al margen de lo dicho, me ceñiré a nuestra experiencia y diré que las hemos recogido solo en verano, solo en el hayedo y solo tras precipitaciones capaces de penetrar en el suelo bajo las hayas, algo que no es fácil, dada la frondosa cubierta que estas proporcionan. Que es doble, con hojas vivas en sus ramas y con hojas muertas que alfombran el suelo.

Parajes de recogida de ziza horis. Fotos de archivo propio.

Y se requiere algo más: que llegue hasta ese punto y durante un tiempo suficiente, pero no excesivo, el sol. Y esa rica mezcla hará brotar el oro de la ziza hori. 

Racimo de ziza horis entre la hojarasca. Foto de archivo propio.

  Frecuencia de crecimiento

La ziza hori es descrita como “común”, algo que nuestra experiencia no confirma en el territorio del que hablamos en este blog. No la hemos visto nunca llegar hasta el final del verano. De otros lugares ya hablarán los que tengan allí experiencia.

Por otro lado, la falta de lluvia inhabilita su aparición de forma absoluta y, sin haberla buscado, no hemos llegado a verla en todo un verano de recorridos por la zona en que se ha dado esa circunstancia o se ha estado cerca.

Y a la contra, se da con abundancia con situaciones alternas de lluvia y sol, sin que se requieran excesos pluviométricos. Más bien lluvias medias y soles no excesivos en alternancia.

 

Comestibilidad

Las opiniones sobre su calidad gustativa son muy diversas. Nuestros autores de cabecera, Andrés Buesa y José María Busca Isusi, de hace más de medio siglo, la consideraban como “comestible” simplemente. En cambio, Manuel Toharia, en «El libro de las setas» (1985), la califica “como una de las setas comestibles más exquisitas”.  

El hecho es que este pasado miércoles estaba la ziza hori en el mercado de Ordizia junto a los hongos y a los gorringos (Amanita caesarea).

Y es un hecho también, y me repito, que se recoge y consume en Europa y América.


Una receta:

Lo primero, procede limpiarlas bien. Se corta la raíz y se desecha.

Limpieza fácil de las ziza horis. Foto de archivo propio.

Con un cepillo o pincel, se quita la tierra o trozos de hojas que puedan tener. Es fácil, porque las nervaduras están bastante separadas. Nunca poner al grifo. 

  Los pies y sombreros se parten en trozos pequeños, también sin problemas porque la seta es de carne bastante prieta. 

Receta fácil de ziza horis. Fotos de archivo propio.

  Ponemos aceite un poco abundante en una sartén o tartera y hacemos un sofrito con cebolla, lentamente, para que la cebolla se caramelice. 

Cuando esté la cebolla un poco blanda, subimos el fuego y echamos las ziza horis al sofrito y las dejamos que se vayan haciendo, añadimos la sal y un poco de pimienta.

Estas setas tienen bastante sabor y una textura un poco tiesa, por eso no hay que pretender que estén del todo blandas. El sabor nos dirá cuando están hechas.

Una vez que estén hechas, se puede hacer con ellas un revuelto, o pueden servir de acompañamiento a carnes o huevos. Quedan muy bien acompañando a la pasta cocida y removiéndolas conjuntamente.



Hacerse una aurora en Améscoa/Urbasa

Hacerse una aurora en Améscoa/Urbasa

Momento de salir el sol en agosto. A la izquierda, Beriain. Foto de archivo propio.

Antes de que la Naturaleza se harte de nuestra especie y opte por prescindir de nosotros por lo calamidades que somos y por las calamidades que hacemos y nos hacemos, te haré una recomendación: “Hazte una aurora”.

Tengo serias dudas de llegar a convencerte, pero voy a intentarlo. Empezaré por explicarte en qué consiste lo de "hacerse una aurora". Como sabes y como apunta el dicho popular: «Cante o no cante el gallo, todos los días amanece». Lo de que se vea el sol es otra cosa, que a veces sí y a veces no.

Tengo que empezar por preguntarte ¿Has visto amanecer? No en una foto, no en un vídeo, no en una película. No. En directo. Me refiero a si has visto, estando presente, salir el sol entero por encima de la línea del horizonte. Ya sea quebrada plana o movida, como puede estar la mar. 

Si lo has hecho, tienes claro que antes de que el disco solar empiece a salir hay luz suficiente para moverse. Bastante antes, mucho antes. Eso es el alba, la aurora, el crepúsculo matutino. Y también hay bastante luz después de ponerse el sol, ese es el crepúsculo vespertino.

Para nuestros antepasados los crepúsculos eran anticipos o prórrogas de visibilidad y, por tanto, de suma importancia, en espacios  en los que se desenvolvían sin otra iluminación que la que les llegaba del firmamento. La Luna era una ayuda para la iluminación, pero siempre parcial y, a veces, inactiva, por ocultación tras las nubes. Y las estrellas, podían servir de guía, pero alumbrar, en el mejor de los casos, alumbraban poco o nada. 


A mi espalda, al suroeste, la Luna empezando la mengua, pero aún con buena luz.
Foto de archivo propio.

Pero además de estos comentarios, la oscuridad natural es cada vez más desconocida para los urbanitas, que lo somos cada vez más, porque vamos a todas partes rodeados de luces de día y de noche. Y la oscuridad que conocemos es la del interior de la vivienda “cuando se va la luz”.

“Hacerse una aurora”, que es mi recomendación, es revivir una experiencia primigenia y una alta probabilidad (con una buena selección de fecha, lugar, paisaje y meteorología) de asistir a un bello, quizás bellísimo, espectáculo.

Pero esto es un blog y debo ir por partes. Empezaré por explicar los fundamentos. La luz del sol es blanca y está compuesta de todas las longitudes de onda del espectro visible (los colores del arco iris).  Las de onda más corta, azul y violeta, se dispersan mucho más eficazmente que las de onda más larga, rojo, naranja y amarillo.


Diagrama cromático de crepúsculo matutino elaborado con ayuda de Gemini.
En la imagen superior, en el lado izquierdo se ve el macizo de Beriain.

Por esa razón, a falta casi total de luz, circunstancia que se da antes de mostrarse el sol, es dominante el color azul casi negro, próximo a la oscuridad absoluta, que en la naturaleza a cielo abierto no existe, porque siempre hay alguna luminosidad por mínima que sea.

La Luna, con frecuencia, y las estrellas, aunque sin efectos prácticos, están ahí y sirven para la fauna nocturna y para una parte de la diurna a la que le basta con muy poco, ovejas por ejemplo. Estas, sobre todo en verano, comienzan a pastar muy temprano. En tiempo más frío permanecen recogidas más tiempo agrupadas y acostadas.

  Ovejas pastando junto a mi puesto de observación (ya estaban acostumbradas) e iban a lo suyo. Foto de archivo propio.


El azul va suavizándose y va pasando a un azul marino, que progresivamente se hace pálido, con lo que dejan de contrastarse las estrellas. Los que si se contrastan son los cuervos posados en las ramas altas de las hayas.

A partir de ese momento asoman ya los naranjas fuertes, de los que alguna nube, estratégicamente situada, había dado un avance. Y sobre los tonos rojizos se perfilan los buitres que han abandonado sus dormideros en el Circo del Nacedero para sus primeros vuelos mañaneros.

Evolución cromática del cielo en la aurora. Fotos de archivo propio.


La distancia es mucha, casi tres kilómetros, que hace imposible una foto, pero hay luz suficiente para percibir manchas oscuras que se mueven sobre el fondo naranja, señal inequívoca de que la familia carroñera, ha iniciado su jornada. 

Y, como es habitual, unos cuantos vienen a situarse en las hayas próximas al Portillo de Ecala, que ocupan una posición una posición estratégica, ya que dominan, una parte de Lezamen por el N-NE y Arantzaduia, el Ginebral y la Barranca por S-SE. Otros, no siempre, vienen a posarse en el altico de Arantzaduia.

Buitre posándose en el haya del portillo de Ecala. Ovejas en primer plano.

A continuación ya han empezado a desayunar yeguas y potros, mientras las nieblas corren por el Raso empujadas por las brisas de la mañana.

El color naranja cubre el horizonte cuando está despejado y se tiñe de rojo más o menos intenso si hay nubes y en función de su opacidad.  

Sea como fuere hay ya mucha claridad y se ven jirones de niebla en las bardas de espino y arañón que todavía rodean antiguas piezas cultivadas en el paraje de La Barranca y Arantzaduia en Limitaciones.


Niebla disipándose en Limitaciones y espesa en el Raso. Foto de archivo propio.

El disco dorado amaga en surgir por el horizonte y lo hace finalmente. La función ha terminado. Espero a que se muestre totalmente, pliego, recojo y me meto al coche a entrar en calor. Aunque estemos en agosto el termómetro ha marcado 5ºC.


Tipología de crepúsculos normalizada

Los crepúsculos matutinos (al igual que los vespertinos) han sido normalizados y clasificados de la siguiente forma:

+ Crepúsculo Astronómico:

Comienza cuando el sol está a -18º por debajo de la línea del horizonte. A efectos prácticos, mi experiencia es que, salvo que haya luna, en el cielo no se aprecia gran cosa y la oscuridad es casi absoluta. Obviamente, se ven con claridad las estrellas.

+ Crepúsculo Náutico:

Comienza cuando el sol está a -12º por debajo de la línea del horizonte. Se va aclarando mucho el azul y se perciben formas a nivel de suelo y vegetación. Al comienzo se contrastan bien las estrellas y las constelaciones. Luego, van perdiendo nitidez.

+ Crepúsculo Civil:

Comienza cuando el sol está a -6º por debajo de la línea del horizonte. Dejan de verse las estrellas y se muestran colores varios entre el rojo, rosa, naranja, amarillo y de intensidad variada.

+ Amanecer:

Comienza cuando el sol se muestra a 0º e inicia su ascenso visible si no hay nubes. La aurora ha concluido.

 

 

Dibujo elaborado en colaboración con Gemini.

  Todos los colores del diagrama cromático, que no es sino un patrón teórico, se ven alterados y, normalmente mejorados por: la luz de la Luna, la contaminación ambiental y lumínica, las estelas de los aviones, las nubes, las nieblas, la calima, la humedad, etc. Y la paleta de colores resultante puede ser de una variedad y belleza impresionante.


Ovejas en norte de Arantzaduia. Al fondo, Beriain. Foto de archivo propio.


Mi consejo final.

Para hacerte tu primera aurora:

+ Elegir de preferencia julio/agosto

+ Ubicarte en lugar alto con terreno amplio, a poder ser más bajo y despejado por delante (como el Raso de Urbasa, por ejemplo).

+ Iniciar la observación en dirección NE-E que es donde se verá la primera claridad del Crepúsculo Astronómico. Y seguir, obviamente, hacia el E-SE.

+ Cielos despejado, pero mejor no totalmente despejado. Con el fin de que introduzca variaciones en la paleta de colores resultante. Evidentemente, conocer la predicción meteorológica e ir bien abrigado.

+ Acudir al lugar elegido 45 minutos antes de la hora de salida del sol prevista. Para ver la paleta entera de colores vas a necesitar de 70/80 minutos, pero las pruebas, como los experimentos se hacen con pequeñas dosis. 

+ Cuanto más lejos de centros de iluminación urbana mejor si esta es fuerte (ningún problema en Améscoa/Urbasa).

+ No es mi sitio preferido, pero Mendinausi es una buena opción y puedes variar de posición si la circunstancia lo requiere. Y es de libre acceso.

Raso de Urbasa desde Mendinausi. Foto de archivo propio.

                                                                    




La guadaña también se jubila en Améscoa

 La guadaña también se jubila en Améscoa

Campesino con guadaña (siglo XIX). 
Dibujo elaborado con ayuda de Gemini.

Definición: La guadaña es, desde su época primitiva, una vara larga de madera que lleva enganchada en un extremo una hoja de acero curva y afilada que se hace deslizar, próxima al suelo para cortar hierba o plantas. Ese efecto se consigue, mediante el esfuerzo de ambas manos accionando sobre dos agarres enclavados en la vara principal que imprimen un movimiento de barrido a la hoja.

 Desde la más remota prehistoria el ser humano precisa herramientas de corte para hacer viable su alimentación. Pero empieza a acercarse a la que da título a esta entrada cuando se inicia en la agricultura, aunque da preferencia a útiles similares a la hoz, con manejo a una mano, en todas las culturas conocidas.

No obstante, herramientas muy similares a la guadaña pueden verse en pinturas rupestres del Neolítico en Noruega y se cree fueron usadas hace 5.000 años en zonas de cultivo de cereales situadas en la actual Ucrania. 

No fueron de uso común por las civilizaciones griegas y romanas, que dieron preferencia a la hoz. Y hasta entrada la Edad Media no se extiende su uso en Europa, más para hierba a fin de disponer de heno en el invierno para el ganado, que para el cereal. Pero su utilización se fue ampliando rápidamente a trigo, cebada y centeno, por criterios de ergonomía y de rendimiento.

Campesino medieval con guadaña. Imagen elaborada con ayuda de Gemini.

Y en la Edad Moderna, además de ampliarse su uso a toda Europa, los colonizadores europeos extendieron su uso a todos los países en los que se establecieron y en las plantaciones que iniciaron o reconvirtieron y en las que pudieron ser de utilidad.  

Acompañó a todas las habilitaciones de pastizales en nuevas tierras en unos casos y a las cosechas de cereales de nueva introducción en zonas de América, Oceanía, África y en menor medida en Asia (por su nula utilidad en los cultivos de arroz).

De esta extensión geográfica del uso de la guadaña y de la variedad de aplicaciones y cultivos en los que se aplicó se derivaron diferentes modelos y medidas. Y se fundaron empresas especializadas en su fabricación y se le añadieron a la guadaña básica diferentes aditamentos mecánicos que contribuyeron a mejorar su rendimiento en determinadas condiciones de trabajo.

Guadaña del siglo XIX con vara de madera, elementos de agarre fijos y hoja larga. Imagen elaborada con ayuda de Gemini.
Guadaña del siglo XX con vara metálica, un agarre móvil y hoja corta. Foto cedida por Patxi Ruiz de Larramendi.  

Pero llegada la Revolución Industrial comienza su declinar. La mecanización agraria se fue imponiendo en las grandes extensiones cultivadas. Se inició con las segadoras movidas por tracción animal y más tarde por las segadoras motorizadas de diferentes dimensiones, destinadas a las funciones de siega, cosecha o desbroce a diferentes escalas.

Y desde el cuidado del césped hasta las grandes tareas de desbrozado, la motorización por combustible o por electricidad ha ido jubilando a la guadaña de la casi totalidad de sus aplicaciones.

Cosechadora moderna. Foto cedida por Gemini. 

Su uso ha quedado reducido a aplicaciones puntuales las que resultaría desmedido utilizar medios avanzados. No obstante, sigue habiendo zonas rurales de cultivo en países en desarrollo e incluso desarrollados, en que, por su dimensión, orografía y/o alejamiento, la guadaña se mantiene imprescindible como aquellos viejos jubilados a los que en ciertas ocasiones es necesario recurrir.

Y hay una filosofía de algunos pequeños agricultores que optan por los sistemas tradicionales y mantienen los útiles antiguos.

También ha sido conservado como manifestación cultural en forma de deporte rural.

Y de antiguo viene su vinculación con la Muerte en el sentido de segar la Vida y así ha sido representada en numerosas obras pictóricas, en la literatura, en el cine, en los naipes y en numerosos emblemas. 

La guadaña como símbolo de segar la vida a partir de la epidemia de peste del siglo XVI.
Imagen elaborada con ayuda de Gemini.
 

Ver mariposas en Améscoa: De Lizarrosta a Igarate

Ver mariposas en Améscoa: De Lizarrosta a Igarate


Mariposa Papilio machaon sobre Arctium lappa L. (Lampazo) en Igarate. Foto de archivo propio.

    He leído hace poco un titular algo alarmante:

El mundo se queda sin mariposas

Y explica a continuación que tanto en Estados Unidos como en Europa, que es donde se realizan controles, se obtienen esas conclusiones: nos estamos quedando sin mariposas.

          .- Pues bueno, dirán algunos, Y qué.

Y me acordé de las “andadas”, más que paseos, que nos dábamos Arantza y yo, por el lugar donde más y más variadas especies de mariposas hemos visto. Y pensé que los ignorantes en una materia nos admiramos por poca cosa y quizá no era para tanto. Y para comprobarlo he recurrido a los recuerdos subjetivos (los que quedan en la mente) y objetivos (los que quedan en las imágenes guardadas). Y he recurrido también a las opiniones de los expertos.

Mariposas diurnas vistas en el recorrido citado. Fotos de archivo propio.

Empiezo por el final y es que realmente disminuye la población de mariposas en el “primer mundo”, el del alto nivel de renta del que formamos parte. Y también es cierto que eso es grave, porque son parte de los insectos polinizadores, imprescindibles para la continuidad de toda clase de cultivos y de reproducción de plantas y flores.

Aunque son abejas y abejorros los que lideran esa función, las mariposas les siguen y les superan en ciertos aspectos porque cubren distancias mucho más largas en sus desplazamientos. Y por esa misma movilidad, pueden conectar plantas de diversas variedades genéticas.

Polinizadores varios: Abejas, abejorros, moscones, mariposas, etc. Fotos de archivo propio.

Tras leer esto, vi también que se había creado en España una asociación, Zerynthia (Asociación Española para la Protección de las Mariposas y su Medio), para el estudio, conservación y divulgación de la función de estos insectos, los lepidópteros.

Mariposas diurnas vistas en el recorrido citado. Fotos de archivo propio.

Y me enteré de más cosas. Que se había establecido una microrreserva de mariposas en Lapoblación-Meano, en esta Merindad de Estella.

Tras enterarme de todo esto, confieso que, con mucho retraso, decidí escribir sobre el tema en el blog para participar en esa divulgación. Y lo hago porque considero que hay un recorrido, en el Monte Limitaciones de Améscoa, que está, actualmente, muy bien dotado, para la observación de esta especie de insectos.

Mapa de referencia para localizar la zona que menciono. Más que suficiente para los nativos, y para los foráneos con este mapa y el Mapa "URBASA" de Javier Echeverría no hay posibilidad de confusión. 

Al menos, para los simples aficionados a la naturaleza como nosotros, sin mayores saberes previos ni diplomas, sin prisas por hacer kilómetros y machacarse y con ganas de saber un poco más de su tierra antes de ir a conocer mundos exóticos.

El tramo que propongo como interesante para la observación es desde el bojedo de  Lizarrosta hasta la entrada de Igarate y vuelta, sin salir de la pista principal. En julio/agosto, a partir de las 11:00’ a.m. con cielo despejado, y mejor en día laborable. 

Y antes, para no caer de bruces en el tema, haré una breve presentación.

No está de más decir que las mariposas diurnas son los únicos insectos que no tienen mala prensa. Quizá porque su curriculum es impecable. Son más o menos hermosos, no son invasivos, no atacan, no son depredadores de otras especies, no causan daños en cultivos, no pican, no producen alergias y no transmiten enfermedad alguna. Además, realizan una importante función polinizadora.

En total se estima que existen más de 25.000 variedades de mariposas, presentes en todo el planeta excepto en la Antártida. Pero la mayor parte de ellas están en países tropicales.

En España concretamente, no llegan a 300 las mariposas diurnas catalogadas.   

Las mariposas adultas tienen dos pares de alas, insertadas en la parte anterior del cuerpo o tórax. Donde también se insertan tres pares de patas, reducidas a dos pares en algunos casos, por pérdida del par delantero.

Dibujo de mariposa libando hecho con ayuda de Gemini

En la cabeza se encuentran los ojos compuestos, las antenas, los palpos y la espiritrompa enrollable para absorber el néctar de las flores y alimentarse. Y el largo abdomen, en el que se hallan los órganos que rigen el sistema respiratorio, circulatorio, digestivo y reproductor.

Su ciclo biológico se inicia en el apareamiento de macho y hembra y puesta de los huevos por esta sobre la planta que servirá de alimento. Del huevo saldrá la oruga que se convertirá en crisálida para devenir, finalmente, en mariposa.

Dibujo realizado en colaboración con Gemini.

    Su envergadura puede oscilar entre 2 y 10 cm. Su peso entre 0,3 y 1,0 gr. Y su longevidad, alcanzada la fase adulta, no alcanza los dos meses.

Raso de Igarate. A partir de aquí, hacia Lizarrosta, dirección Oeste, se halla el trazado recomendado. Foto de archivo propio.

Me permito recordar que la captura de mariposas no está permitida por ley ni el uso de cazamariposas, por lo que a los interesados se les recomienda, hoy por hoy, la caza fotográfica. 








 

Las conciencias permanecen en silencio más de lo que deberían.

Las conciencias permanecen en silencio más de lo que deberían

       José de Sousa, Saramago ( 1922-2010)

         Representación gráfica de la frase de Saramago que sigue, realizada con ayuda de Gemini.

 Decía Saramago:

¿Qué clase de mundo es este que puede mandar máquinas a Marte, pero queda impasible ante la masacre de seres humanos?

Y añadía la frase que encabeza esta entrada:

Las conciencias permanecen en silencio más de lo que deberían.

    No necesito añadir que lo dicho por este portugués universal, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1998, fallecido en Lanzarote hace 15 años, no ha perdido vigencia, más bien al contrario. 

    Y a título anecdótico, pero muy oportuno, diré que en 2002, fue considerado persona non grata por el gobierno de Israel por comparar la política de este país en los territorios ocupados de Palestina con los campos de concentración nazis. Y sus libros se retiraron de inmediato de las librerías de Israel.  


 

El marqués decía que el muerto era suyo.1695

El marqués decía que el muerto era suyo. 1695

                       Imagen que simboliza la disputa de jurisdicción entre                        el Marqués de Andia y el Alcalde de Améscoa (elaborada con ayuda de Gemini)
 


El caso es que a finales de julio de 1695 “fue hallado en el termino de Celaizarana el cadaver de Thomas Diaz de Ecala, vecino de Baquedano”. Pedro Díaz, alcalde de Améscoa Baja, ordenó el levantamiento del cadáver y su tralado a Baquedano donde se celebraron honras fúnebres el 1 de agosto. Y se hizo cargo de las pesquisas sobre la muerte del pastor.

El 18 de agosto planteó litigio Juan Remírez de Baquedano, Caballero de la Orden de Calatrava, Marqués de Andia y Urbasa, Señor de Urbasa y de los palacios de Ecala, San Martín, Zudaire y Baquedano y de las pechas (impuestos) de los valles de Améscoa Alta y Baja, vecino de Madrid, de una parte, y contra él, los valles de Améscoa Alta y Baja, por haber intervenido en el reconocimiento y levantamiento del cadáver de Tomás Díaz de Ecala, vecino de Baquedano, fallecido en Limitaciones. Entendieron los amescoanos que la autoridad civil del Marqués de Andia sobre la sierra de Urbasa, no era aplicable en sus Limitaciones.

El 12 de marzo de 1700 pronunció sentencia la Corte Mayor de Navarra en favor de los valles de Améscoa, por la que se aprobó la actuación de Pedro Díaz alcalde de Améscoa Baja, en el levantamiento del cadáver de Thomas Díaz de Ecala hallado en el termino de Celaizarana, frente a la acusación del Marqués de Andía que consideraba, erróneamente, que el caso era de su competencia, como señor de la jurisdicción civil y criminal de los montes de Urbasa y Andia.

La queja del marqués no tenía sentido desde ningún punto de vista. El cadáver fue hallado en una zona que a finales del siglo pasado y a pesar de llamarse "Corrales de Bardoiza", estaba situada detrás de la txabola de Hernani y dentro, muy claramente, del Monte Limitaciones de Améscoa y fuera, por consiguiente, de su jurisdicción. Y así de claro queda en la inscripción de defunción de Thomas Díaz de Ecala. Por otro lado, estaba próximo al lugar de Baquedano donde habitaba y lo lógico era llevar el cadáver a su pueblo. No había otro edificio en la sierra. El Palacio de Urbasa no existía ni la venta, solo la ermita de Done Loria/Las Santas y el Marqués tenía su residencia en Madrid. 

Pero los Remírez de Baquedano habían estrenado el marquesado ese año y no sabían cómo hacer para incordiar a los amescoanos. Me permito recordar que el título le fue concedido a Diego Remírez de Baquedano, padre de Juan, el 20 de febrero de 1695. Falleció el 3 de junio. El pastor del que hablamos falleció en julio y Juan Remírez de Baquedano ya estaba pleiteando en agosto. Y no era ningún mocete, estaba casado (sin hijos), tenía 50 años y había estudiado en la universidad de Oñate, primero, y en la de Valladolid, después.

 Pero le podían las "ganicas" de hacerles pagar a sus paisanos los que él consideraba agravios y en ello estaba con mucho empeño, ahora que podía o creía poder. 

                Sobre mapa actual de IDENA he señalado con un punto rojo                 el lugar en el que fue hallado el cadáver. 

       Y estos eran los agravios:

Ya en 1623, los vecinos del valle se habían opuesto a la pretensión de José Remírez de Baquedano, abuelo de Juan, de intitularse Señor de San Martín y habían obtenido sentencia favorable por la que “de aquí en adelante, no se intitule ni llame, Señor de San Martín, por escrito, ni de palabra”. Señor del Palacio de San Martín sí, Señor del lugar de San Martín no. Porque San Martín tenía su propio Concejo y sus propios regidores y no precisaba un Señor por encima de ellos. Y esta negativa hizo sangre.

En 1687 se le hizo merced real a Diego Remírez de Baquedano, hijo del ya citado José, atendiendo a su petición, de 3.000 robadas en el Raso de Urbasa. Se produjo de inmediato un memorial de contrafuero de la Diputación del Reino al Virrey por ir la concesión en perjuicio de los naturales del Reino, que tenían derecho al goce de dicho monte. Y se retiró la merced.

Raso de Urbasa. Al fondo Beriain. Foto de archivo propio.

Y como compensación por la anulación anterior, Carlos II le otorgó el nombramiento de Marqués de San Martín y, previamente, como era protocolario, el título de un vizcondado que, en este caso, fue el vizcondado de Zudaire. Igualmente le concedió todos los derechos reales en Urbasa y Andia, con el patronato y la jurisdicción civil y criminal sobre la zona.

A la concesión de los títulos se opuso el lugar de San Martín, Améscoa Baja y Fernando de Baquedano. Todo ello “porque no tuviese efecto dicha gracia… en cuanto a denominarse marqués del dicho lugar, y que, en adelante, ni de el dicho valle, ni de ninguno de los lugares  de él, ni de todo su territorio, ni de suelo de ellos se pueda hacer merced a persona alguna… de título alguno, señorío, ni otra merced…”. A 17 de febrero de 1693. Y el Rey hubo de retirar los nombramientos.

Finalmente En 1695, el 20 de febrero, le fue concedido el título de Marqués de Andia y mantuvo todos los derechos reales en Urbasa y Andia, con el patronato y la jurisdicción civil y criminal sobre la zona y la propiedad del patronato religioso, hasta su muerte, acaecida el 3 de junio siguiente.

Y llegados a ese punto, con el primer marqués recién enterrado, el segundo marqués amargaba la vida desde Madrid a sus exconvecinos. Y esta no es más que una muestra de las fórmulas que utilizó para conseguirlo. Lo cuento en:

GARCÍA DE ALBIZU, Balbino (2022), «El palacio amescoano de Urbasa. Del nacimiento a la agonía», en Conociendo el pasado amescoano, VII, Pamplona: Lamiñarra, pp. 15-102.



El Roble del Centinela (Zudaire)

El Roble del Centinela (Zudaire) 

Roble del Centinela (Zudaire) Fotografía cedida por Juan Carlos Urra

Así era llamado cuando preguntamos por él en los ochenta y así ratificaron su nombre los encuestados al comienzo de los noventa, cuando Arantza Garate y yo recopilamos información para la Toponimia Menor de Zudaire[1].

En 1991, por Decreto Foral 165 de 25 de abril (junto a otros treinta árboles más de diversos lugares de Navarra) era declarado “Monumento Natural”.

Se aducen como motivos generales: el haber quedado presentes en la memoria colectiva, su singularidad dendrológica, su relieve histórico, su interés científico-cultural o su calidad paisajística. Y se pretende regular su protección y conservación.

Y se le cita como:

    Monumento Natural nº 5

 Nombre del árbol: El Centinela.

 Género y especie: Quercus faginea Lam.

 Localidad: Zudaire.

 U.T.M.: WN 708366.

Ya se produce aquí la primera anomalía. Llamarle “El Centinela” lo era, porque la denominación tradicional era “El Roble del Centinela”. Pero en rigor botánico no era/es un roble, Quercus robur, sino un quejigo, Quercus faginea, y el arreglo fue un estropicio. Para no poner “roble”, pusieron solo “el Centinela”, con lo que le cambiaron el apelativo. porque aquí nadie sabía lo que era un quejigo y todo lo que parecía un roble era un roble, sin más matices.

Pintura de Kay Woo, 2017. Fotografía publicada con su autorización. 

Pero vamos al grano, el roble está al pie o al comienzo, mucho más claramente hace un par de siglos que ahora, del trazado del Puerto, por donde se salía y entraba a Zudaire por su lado norte. Que era el acceso estratégico en tiempos de las Guerras Carlistas, en especial de la Tercera, o eso habían oído o creían haber oído o creían recordar. Y por ese carácter estratégico, se ponía allí un centinela y el roble hacía la función de garita. Porque ofrecía una quiebra en su tronco de un tamaño tal que el que allí estaba destinado para la función podía resguardarse y ocultarse.

Que pasada la necesidad de utilizar ese servicio, se consiguió cerrar el nicho existente en el roble mediante un tablón y completó la tarea el propio árbol cerrándose sobre sí mismo.

Y que ahí queda el vetusto y legendario “Roble del Centinela” que es un quejigo, para ser admirado, a poca distancia del Crucifijo/Kruzifixio, según plano adjunto. 

Vista parcial de Zudaire según mapa de IDENA Navarra.
P: Aparcamiento. H: Hotel. C: Crucifijo. RC: Roble del Centinela

El árbol es de tronco corto y fuerte y su altura la desarrollan las ramas que, por cortes o pérdida prematura, parecen desequilibrarlo y le dan una imagen asimétrica. Solo numerosas y abultadas raíces que asemejan un túmulo parecen sostenerlo en pie.

Las medidas de diámetros y copa figuran en la ficha del Gobierno de Navarra.

Las que no son válidas en la actualidad son las coordenadas que proporciona dicha ficha. X: 570.757 Y: 4.736.444.     

Lo advierto para no copiarlas e inducir a error y llegar a un cultivo de una propiedad privada donde no hay roble alguno.

Agradecimiento a Javier Echeverría y a Juan Carlos Urra por precisiones necesarias. Y a éste y a Kay Woo por sus aportaciones a la ilustración de esta "entrada". 

[1] Informantes: Moisés Arteaga Arteaga (1916), Juan José Arteaga Cegama (1933), José Bacaicoa Ruiz (1929), Rufino Cegama San Martín (1930), Honorata Izpura Sanz (1909), Teófilo Urra Sanz (1904), Víctor Urra Izpura (1935).