Réquiem por el hacha de talar
El
hacha, tal como la conocemos hoy es una herramienta con una cabeza metálica
afilada, fijada a un mango de madera, que se emplea para cortar madera mediante
golpes sobre la misma.
El
hacha de talar es una variante de cabeza más pesada, mango más largo y
empuñadura más ergonómica para una labor más dura, repetitiva y que requiere
más precisión. El propósito es la tala de árboles.
Es una
de las herramientas que está en las primeras páginas de la historia de la
humanidad. El mango, el brazo humano y la cabeza percutora/cortadora, una
piedra con un afilado basto. Y una finalidad: obtener trozos de madera:
astillas, palos, ramas, etc…
Y se va
mejorando el material de la cabeza cortadora pero la piedra tiene un límite y
exige un gran esfuerzo físico para la tala.
La
utilización del metal, concretamente el bronce fue el primero en emplearse, y
comenzó la tala de árboles. Y con ello, mejoraron las construcciones en general
y la madera empezó a formar parte importante de ellas.
Del
bronce se pasó al hierro y se fueron mejorando las formas y pesos de las
cabezas, mejorándose los filos, alargándose los mangos y alcanzando las
empuñaduras formas más ergonómicas.
La técnica de tala no varió durante siglos. Se realizaba primero el "corte de dirección", hacia donde se quiere que caiga el árbol. Y después, en el lado opuesto, al "corte de dirección", se va haciendo el corte de tala.
Pienso que el hacha de talar, que todavía sigue usándose en tala de árboles en casos específicos (Canadá, Estados Unidos, Rusia) roza la perfección ergonómica, pero ese ya no es tema de este apunte.
En cualquier caso, sus datos básicos son:
Longitud
del mango: 80 cm.
Peso:
2000 a 3000 gr.
Cabeza:
Acero al carbono forjado a mano
Dejo a
un lado las aizkoras de las competiciones deportivas.
Y las
hachas que a lo largo de la historia se han utilizado como armas de guerra o de
combate, como herramienta de ejecución, como elemento ritual o ceremonial.
Y las
hachas de mango corto que siguen usándose para hacer leña, para desramado en
trabajos forestales. Y, por otro lado, las que se utilizan en mataderos, en
carnicerías y en cocinas.
En nuestro bosques, el primer golpe al hacha se lo da la "truenza", que la deja reducida a hacer el “pique”, el corte inicial que se realiza en el tronco del árbol para marcar el sentido de la caída que va a tener el árbol.
Hacha de talar de mango largo usada en Améscoa hasta el siglo XX. Fotografía cedida por José Julián Usarbarrena.
El trabajo que se hacía en el lado opuesto y que en tiempo pasado se hacía también con el hacha, se empezó a hacer con la truenza. Y para que no se cerrase el corte realizado y poder ir direccionando adecuadamente la caída, se colocaban las cuñas a golpes de martillo.
Y viene
luego la motosierra y le da el golpe de gracia.
Empezaré
por describir la trayectoria, corta, de la motosierra.
El caso es que ya en 1830, un médico alemán, Bernard Heine (1800-1846), había inventado una pequeña motosierra manual, el osteótomo, para aplicaciones quirúrgicas. Con ella se cortaban huesos de diferentes partes del cuerpo, sin tener que someterlos a impactos y movimientos bruscos. Se aplicó en obstectricia y en craneotomías con gran éxito.
En
cuanto a su aplicación forestal, es ya en la segunda mitad del siglo XIX cuando son
numerosos los intentos en Estados Unidos, el país de mayor producción maderera
de la época, por motorizar sierras que permitieran una cierta automatización en
la tala de árboles.
A
partir de 1920 empiezan a aproximarse al objetivo trazado, aunque todos los
modelos desarrollados eran extremadamente voluminosos, pesados y requerían el
trabajo de dos operarios.
Las
empresas europeas entran también en la carrera por el desarrollo de las
motosierras y es tras el fin de la II Guerra Mundial cuando las unidades de
tala empiezan a aligerarse. Aunque las primeras en llegar al mercado pesan 20
Kg. En 1959 irrumpe en el mercado una motosierra alemana de 12 Kg.
No hay comentarios:
Publicar un comentario