En su testamento dispuso que él y su esposa,
Teresa Alfonso de Palomeque, de una familia de la nobleza de Toledo, fueran
enterrados en la la iglesia del monasterio de Santo Domingo de Estella.
Al testar, nombraba heredero a su
hermano Sancho de todos sus bienes en Ecala, San Martín, Baquedano, Ganuza,
Arteaga y Mues. Lo que ocurrió tras su fallecimiento en 1428.
Su esposa fue igualmente sepultada tras
su muerte años más tarde.
Los descendientes de su hermano Sancho
habitaron en Ecala y San Martín y uno de ellos, Diego Remírez de Baquedano, obtuvo
en 1695 el marquesado de Andia y Urbasa y sería el último de este linaje en
morar en el valle.
La tapa del sarcófago existente en el
arruinado convento e iglesia de Santo Domingo de Estella, con la estatua yacente
que representa a la esposa de Gonzalo de Baquedano, pasó al Museo de
Navarra. La Comisión de Monumentos de
Navarra hizo una petición para que fuera retirada de las ruinas y llevada a
Pamplona en 1910, donde puede verse.
GARCÍA DE ALBIZU, Balbino (2022),
«El palacio amescoano de Urbasa. Del nacimiento a la agonía», en Conociendo
el pasado amescoano, VII, Pamplona: Lamiñarra, pp. 15-102.
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