La campana mayor de San Martín de Améscoa, 1959
Miradas y reflexiones 06, La fórmula más segura para ir hacia adelante es empezar ya
Mark
Twain (1835-1910)
De amescoanos y de árboles
Yo creo que, en la
Prehistoria, el árbol empieza a ganarse el verdadero respeto de los hombres
cuando estos abandonan el nomadeo y adquieren asentamientos estables.
Es cuando los ven
como vecinos y no como presas de caza. Y es cuando entienden bien la función de
los árboles en la supervivencia humana: Alimentos, armas, herramientas,
combustibles, materiales de construcción, por no citar sino lo
más evidente, resultaban disponibles y renovados de forma
periódica, previsible y segura, además de no requerir de
cuidados o labores complementarias.
Sería irreal pensar
que la relación árbol-persona ha sido un modelo de armonía en nuestro valle, ni
siquiera en los primeros tiempos y que sólo en épocas próximas ha
resultado difícil mantener un adecuado equilibrio. No hay tal. La deforestación
de la tierra se inició ya hace miles de años. Y tenemos noticias de problemas
al respecto desde que existe documentación en nuestros archivos. Y sabemos de
abusos cometidos, propios y ajenos, y de medidas adoptadas, propias y ajenas. Y
algo podemos contar.
Pero esa intrahistoria es la nuestra y esa convivencia entre árboles y humanos que arranca en la Prehistoria sigue presente hoy.
La Pared de Limitaciones de Améscoa (I)
Habría que empezar por aclarar, en especial para el
foráneo, pero no solo, qué sentido y qué utilidad tiene esta “pared”. Y para
ello es necesario explicar su origen.
Marca actualmente la divisoria entre lo que es monte común
de todos los navarros, Urbasa, y lo que es monte común o monte Limitaciones de
las Améscoas, propiedad, uso y goce privativo de los amescoanos. Uno y otro, calificados como Parque Natural de Urbasa y Andia.
Hay que reconocerle a la
Pared un aspecto vetusto, quizá por los materiales empleados y por la técnica
tan básica y tan rústica con que fue construida. No es de extrañar pues que se
le atribuya en ocasiones mucha más antigüedad de la que tiene. No es centenaria
todavía, pero tiene su origen en un amojonamiento realizado hace más de 600
años.
Sea como fuere, forma parte de la historia y de la
cultura de este valle, Améscoa, y es preciso recordarlo para que no caiga en el olvido.
El alcalde de Urbasa se pasa. Baríndano, 1799
Los Remírez de Baquedano de San Martín de Améscoa habían conseguido varias victorias importantes en sus pleitos con sus vecinos amescoanos. El marquesado de Andia de 1695, la construcción del palacio y cárcel en Urbasa, la jurisdicción civil y criminal en los Montes Reales de Andia y Urbasa y, en algunos momentos, parte de los diezmos de esos territorios.
Además de sus propiedades, las cotas de poder obtenidas les permitían regir parte de la vida local. Y aunque no residían en el valle, sí se servían de sus administradores para hacerlo.
En ocasiones, esas prerrogativas obtenidas pretendieron usarse para aplicar correctivos a las autoridades locales, pero afortunadamente, chocaron y descarrilaron. Este es un pequeño, pero claro ejemplo en que un administrador del Palacio, en su cargo de alcalde de Urbasa intenta utilizar como "recadista" al alcalde de Améscoa Baja y la Justicia y el Derecho no se lo permiten.
Señas de identidad 004: Paleolítico Inferior: Primeros humanos y primeras herramientas
Paleolítico Inferior. Los primeros humanos y las primeras herramientas
Riñón de sílex de Urbasa sin descortezar Bifaz de AranzaduiaEn 1968, Emilio Redondo Martínez de Guereñu hallaba varias piezas de sílex y entre ellas, una
de grandes dimensiones y con claras muestras de haber sido tallada. El hallazgo
se producía en el paraje de Aranzaduia, en la parte occidental del Monte
Limitaciones de las Améscoas, al sur de la Sierra de Urbasa.
Mostrada la pieza a Enrique Vallespí, Arqueólogo y Profesor de la
Universidad de Navarra, fue identificada como un bifaz de sílex de talla
Achelense datado en el Paleolítico Inferior o Medio.
Esta antigüedad de la presencia humana en Urbasa no era conocida y el hallazgo supuso un cambio sustancial en las exploraciones arqueológicas de la zona. Todo ello ha dado pie a numerosas excavaciones y hallazgos de testimonios de instrumentos y técnicas de diversas culturas del Paleolítico, del Neolítico y Edades de los Metales. Y a la publicación de sus resultados.
El bifaz puede verse actualmente en el Museo de Navarra. Es una talla
de sílex con longitud de 140 mm, anchura de 75 mm y un espesor máximo de 44mm.
Se denomina bifaz, por estar tallado en ambas caras, a un útil de forma
triangular o almendrada, que se empuñaba por la parte ancha, de forma
semicircular o ligeramente redondeada, y servía, preferentemente para percutir,
perforar, rasgar y cortar.
Maite Ruiz de Larramendi llega al rebote a los cincuenta
Maite Ruiz de Larramendi
llega al rebote a los cincuenta
Mural dedicado a Maite por su actividad en la pelota, pintado en el rebote del frontón de Eulate
Nos conocemos desde hace
mucho y muy bien. Casi medio siglo. Y sabemos muy bien en qué batallas nos
hemos empeñado una y otro.
Y como cuento con su
amistad, aunque le lleve treinta años, he debido contar sus méritos, sus
proyectos y sus metas en varias ocasiones.
Empecé a hacerlo en el siglo pasado, en 1999, hace 25 años. El 3 de julio, sábado, Día de Améscoa/Ameskoako Eguna, en homenaje tributado a Maite en Zudaire.
Más tarde, en 2011, me decidí a escribir, de un lado, su biografía personal y deportiva, y de otro, a desvelar, su verdadero objetivo.
Realmente ella nunca lo ha ocultado. Como no ha ocultado nunca que sus éxitos deportivos no daban respuesta a las metas que se planteaba, porque lo suyo no era llenarse el ego. Tampoco era su meta que la mujer accediera a la pelota de cualquier manera. Debía de ser de una manera digna, aunque tuviera menos de espectáculo y más de competición deportiva seria. Y debía incluir el profesionalismo.
Tanto en el sentido de
que la pelota alcance la calificación olímpica como en el del acceso de la
mujer a su práctica, aspectos ambos muy vinculados entre sí, sus ideas siguen estando
vigentes porque la situación ha variado muy poco en lo fundamental.
Y por eso, y por dar pasos adelante en la incorporación de pleno derecho de la mujer a la pelota, fundó y puso en marcha, con Iera Agirre, Ados Pilota. Pero, como todo no cabe, eso lo cuento otro día.
Entre todos se cargaron las "Mecetas" de 1832
Entre todos se cargaron
las "Mecetas" de 1832
Digamos primero que "mecetas" era el nombre que se daba en Navarra a las fiestas patronales, al menos desde el siglo XVI. Y así las nombra el manuscrito amescoano de 1832 del que extraigo este hecho.
Pues bien, en 1832, bien sea porque los jóvenes se extralimitaron en sus alborotos de celebración o porque los mayores estaban especialmente sensibles por la situación económica e histórica que les tocaba vivir, o porque se dieron ambas circunstancias, saltó la chispa y se encendió el conflicto.
Y los alcaldes y regidores, decidieron obligar a los jóvenes a vivir las fiestas con otro talante más moderado. Y para conseguirlo, cambiaron el patrón, la fecha de celebración y el modo de festejarlo. También establecieron multas para los que infrinjieran esas reglas. Y para todo ello, solicitaron y obtuvieron el respaldo de la Real Corte.
Las medidas se me antojan especialmente severas y dictatoriales, aunque es difícil opinar sobre hechos de los que solo conocemos una versión y estamos alejados ya casi 200 años.
Pero forma parte de nuestra microhistoria y yo lo cuento.
Cuando sabíamos muy poco de nuestro pasado.1.920
En 1920, Simón Negro
Juanvelz, así escribía él su nombre y apellidos, aportaba lo que
quizá era la primera publicación en que una parte significativa de las páginas
se exponían aspectos históricos y culturales de “Amescua” y Urbasa.
Había nacido en Zudaire
en 1886 y era sacerdote claretiano. Su objetivo era la creación de una cofradía
bajo la advocación del Beato Esteban de Zudaire, cuya biografía reconstruyó. Y,
como prólogo, reunió una pequeña serie de informaciones, de interés, aunque
inconexas, pero nunca antes agrupadas y menos publicadas, sobre este valle.
Aquel cuadernillo, que
recordarán los vecinos veteranos de Zudaire, con sus luces y sus sombras, y con un sesgo carlista a todas luces fuera de lugar, era novedoso. Y revelaba lo que un trabajo bastante
exhaustivo, con tiempo de dedicación, orden y buen criterio, podía dar de sí para conocer nuestro pasado desde dentro.
Han pasado más de cien
años y es bueno recordar aquel intento.
Lo cuento.
ateuroateirra